Predicar con el ejemplo es mucho más que una simple expresión procedente de la sabiduría popular. Es uno de los principios que sirve de sustento a la educación. Además, es la forma de visibilizar la congruencia entre el pensar, el decidir, el decir y el hacer.
En definitiva, predicar con los hechos y acciones es un medio eficaz para construir confianza y credibilidad. Muchas empresas, instituciones, marcas y personas no pueden predicar con sus ejemplos.
En un contexto como el actual, caracterizado por el relativismo ético y moral, mantener la coherencia y consistencia en lo que se dice y se hace es una conducta humana que no todos modelan.
En la coyuntura actual suelen incurrir en un gravísimo error los que creen que con tener poder económico y político, así como controlar los contenidos de los medios de comunicación es suficiente para ocultar acciones derivadas de malas prácticas humanas, sociales y gerenciales.
El número de organizaciones y personas que fingen predicar con sus ejemplos crece cada día en República Dominicana. Por ejemplo, figuras públicas vinculadas a la actividad política y empresarial utilizan diferentes medios para decir que son lo que en realidad no son, así como para prometer lo que nunca cumplirán.
La esencia de predicar con el ejemplo se manifiesta cada vez que las empresas, las instituciones, las marcas y las personas se empeñan en mantener la coherencia entre su discurso y su práctica.
Sin dudas, predicar con el ejemplo en cada momento, lugar y circunstancia, es una excelente plataforma para obtener rentabilidad intangible. Decir una cosa y hacer otra diferente, es la vía más corta y segura para sepultar la reputación.
En pocas palabras, es como ha dicho Stephen Covey: “Tus actos siempre hablan más alto y más claro que tus palabras”.