J. Luis Rojas 
J. LUIS ROJAS.
En reiteradas ocasiones se ha dicho que la falta de institucionalidad es la raíz de todos los males que afectan a la República Dominicana y que le impiden alcanzar el desarrollo como nación. La institucionalidad es un medio que ayuda a normalizar y armonizar las relaciones y las conductas de los individuos que interactúan en una sociedad, en una empresa, en una institución o en cualquier grupo humano. Además, la institucionalidad es un atributo esencial del espíritu de las leyes y del Estado de derecho. Actuar al margen de la institucionalidad posibilita la presencia de la injusticia.
El irrespeto a la institucionalidad facilita el desorden en todos los hábitos de la vida humana. La cultura de respeto a lo institucional evita los conflictos sociales, económicos y políticos. Vivir en el marco de lo institucional añade valor al buen clima de negocios y contribuye a forjar el bienestar y la felicidad de los ciudadanos. Las sociedades, las empresas e instituciones que logran crear y proyectar buena reputación, credibilidad e imagen pública son las mismas que deciden y actúan apegadas a las disposiciones establecidas en sus leyes y normas. La corrupción, la impunidad y la desigualdad provienen de la falta de institucionalidad.
El marco institucional, tanto en el contexto público como en el privado, es el conjunto de normas, leyes, acuerdos, principios, valores, ideas, creencias, entre otros, el cual tiene como propósito estratégico garantizar la convivencia humana, en un clima de equidad y de respeto de los derechos fundamentales. Pisar la institucionalidad es la vía más corta y segura para establecer el caos social. En cambio, respetar la institucionalidad proporciona confianza y seguridad a los ciudadanos y a los inversionistas nacionales y extranjeros. Tirar por la borda la institucionalidad posibilita que las sociedades, las empresas y las instituciones se conviertan en lugares de sálvese quien pueda.
Emplear todos los medios posibles para fomentar la cultura de respeto a la institucionalidad, debería ser la meta principal que enarbole el liderazgo.
