Sin dudas, la mayoría de los directivos, ejecutivos y gerentes de República Dominicana, los que por una u otra causa participan en la toma de decisiones de determinadas empresas e instituciones, lo hacen a partir de referentes y criterios procedentes de la administración de siglos pasados. Por ejemplo, muchos de ellos piensan, deciden, actúan, se relacionan y hablan con arrogancia, prepotencia, exclusión y con una marcada falta de humildad. Su pobre marco referencial acerca de cómo aplicar eficientemente los principios que sirven de sustento a la gerencia moderna, los conduce a ejercer acciones consideradas como acoso laboral, en perjuicio de sus subalternos. Por lo general, los que maltratan a sus colaboradores son personas resentidas, egocéntricas y portadores de emociones negativas.
Los casos de acoso laboral son frecuentes dentro de las empresas e instituciones en el país. El acoso laboral, entre otras causas, está motivado por la falta de competencias gerenciales y de inteligencia emocional por parte de los directivos, ejecutivos y gerentes que dirigen los procesos de las organizaciones. Según Larissa Lluberes de Sánchez, especialista en violencia, el acoso laboral es la acción prolongada y sistemática de malos tratos ejercida en el ambiente de trabajo efectuada por un superior, supervisor, grupo de empleados o un compañero, que afecta directamente a la víctima, causándole un daño, el cual puede ser físico y emocional. El acoso laboral afecta la productividad, la reputación y la imagen pública de las empresas e instituciones que lo toleran.
El acoso laboral se pone de manifiesto cada vez que el acosador emplea el miedo y su cuota de poder como recursos mediáticos para impedir que sus subalternos denuncien los diferentes tipos de maltrato de sus superiores. El acoso laboral deja huellas imborrables en el comportamiento psicológico, físico y profesional de los que lo reciben.