Los sistemas de comunicación utilizados por los seres humanos han variado mucho a través de los siglos, desde las pinturas rupestres al internet, como plataforma de las redes sociales. Casi todas las especies tienen sus propios sistemas de comunicación, pero ha sido la humana la que ha logrado desarrollar y poner la tecnología al servicio de la información y la comunicación.

Una gestión responsable de la comunicación masiva, específicamente en una sociedad como la dominicana, donde apenas un reducido segmento de sus ciudadanos ha logrado desarrollar capacidad analítica e interpretativa, debería enfocar su atención en elevar el conocimiento crítico de las audiencias sociales. La comunicación pierde su esencia social en la medida que el poder político/económico la convierte en guardián de sus intereses y propósitos.

En el marco de la situación actual y futura de la sociedad dominicana, es pertinente retomar la reflexión en torno al rol que juegan los mensajes de la comunicación masiva en la toma de decisiones y en el comportamiento individual y colectivo. Los que determinan la cantidad y calidad de los contenidos que difunden los medios masivos tienen que hacer más y mejores aportes, mediante los cuales los ciudadanos aprendan a defender sus derechos y a cumplir con sus deberes.

Para lograr que la comunicación mediática contribuya a crear una ciudadanía crítica y empoderada, es necesario que los propietarios y ejecutivos de los medios que masifican las informaciones, pongan más interés a la función social de la comunicación, que a la de acumular riquezas.

La mayoría de los mensajes o contenidos que actualmente se difunden por los medios masivos de comunicación, no están facilitando que los ciudadanos mejoren su nivel de educación. El poder de la comunicación masiva no debe ser usado para esclavizar e idiotizar.