El valor de la imagen. El riesgo reputacional

El valor de la imagen. El riesgo reputacional

J. LUIS ROJAS.

En un entorno corporativo como el actual, en el que sus decisiones y actuaciones son cada vez más controladas por los gobiernos, vigiladas y sancionadas por los ciudadanos, cobra cada día mayor relevancia prevenir los factores que ponen en riego su reputación, ya que por más líquido que sea el nivel de criticidad de las audiencias, estas tienen a su alcance diversos medios alternativos para visibilizar y viralizar lo que consideran como acciones deshonestas por parte de las empresas e instituciones.

Controlar el riesgo reputacional implica que cada una de las decisiones y actuaciones de los directivos, ejecutivos y gerentes tienen que ser más racionales que emocionales y más preventivas que reactivas. La versatilidad y democratización de los nuevos medios de comunicación e información, la momentaneidad de los temas, la superficialidad de los debates y la presencia protagónica de los denominados influenciadores, son algunas de las características que sustentan la opinión pública de hoy. Sin dudas, tanto el concepto como el proceso de conformación de la opinión pública han cambiado. En la coyuntura actual, cualquier ciudadano tiene a su alcance el poder y los recursos para poner en riesgo la reputación de una empresa, una institución, una marca o la de una persona física.
Los factores que inciden en el riesgo reputacional de las empresas, las instituciones y las marcas varían de acuerdo a su naturaleza, tamaño y a su volumen de clientes. Por ejemplo, entre los riesgos más comunes figuran los que tienen que ver con una gestión inadecuada de asuntos relacionados con el personal, lo financiero, lo administrativo, lo político, la infraestructura, lo tecnológico, lo medioambiental. Prevenir el riesgo reputacional no es tarea para directivos, ejecutivos y gerentes que piensan, deciden, actúan y hablan solo con el cerebro emocional e instintivo o básico. La reputación creíble y sostenible no se construye con comunicación de posverdad.
Además, la reputación de las organizaciones se pone en riesgo cada vez que sus líderes obvian analizar y medir el impacto que pueden tener en sus decisiones, actuaciones y declaraciones en la opinión pública local, regional y mundial. La reputación positiva se logra a largo plazo y se negativiza en un instante. Los factores de riesgos están dentro y fuera de las empresas e instituciones. Por esta razón, es aconsejable gestionar para aumentar la probabilidad y el impacto de los eventos positivos y disminuir los negativos.

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