Si los líderes corporativos, políticos, religiosos, laborales y sociales entendieran y aplicaran correctamente los componentes técnicos y éticos que sustentan el proceso de comunicación efectiva, las cosas que provocan los conflictos humanos se reducirían a la minina expresión. En este sentido, cuando el emisor utiliza deliberadamente los contenidos del mensaje y la operatividad del medio o canal para manipular, descalificar y excluir al receptor, se crea un clima en el que no es posible el intercambio de ideas, puntos de vista y experiencias.
Para gestionar táctica y estratégicamente la comunicación humana, corporativa y masiva, como medio para facilitar el diálogo y la articulación en los entornos social, político, económico, sociocultural y familiar, es imprescindible que emisores y receptores conozcan las informaciones básicas que permiten diferenciar la comunicación asertiva de la pasiva y la agresiva. En algunas empresas, instituciones y familias dominicanas, la comunicación efectiva y asertiva sigue siendo una asignatura pendiente.
Sin dudas, quien no sabe comunicarse con los demás no podrá ser un buen directivo, ejecutivo, gerente, emprendedor, empleado privado, ciudadano, servidor público, ni siquiera un buen padre o madre de familia. En definitiva, la comunicación es un eje transversal que incide en las relaciones humanas, sociales, corporativas y laborales. El poder de la comunicación es demasiado importante para ponerlo al servicio de prácticas y causas que afectan los intereses colectivos.
Los emisores, ya sean empresas, instituciones o personas, que conciben y emplean la comunicación como medio para afianzar las relaciones entre los seres humanos, el respeto de las ideas, la promoción de la paz y hacer del diálogo un instrumento preventivo de conflictos.