El diseño, implementación y control de estrategias y acciones de comunicación política, corporativa y comercial, siempre han servido como plataformas mediáticas para ayudar a lograr buenos y malos objetivos.
Un ejemplo fehaciente del uso perverso de la comunicación como medio para alcanzar determinados propósitos políticos y económicos maliciosos, es la concepción que al respecto tiene el periodista, escritor y publicitario brasileño Joao Santana. La esencia del modelo comunicacional explotado por las empresas del señor Joao, Polis Caribe y Cine&Art2013, se han sustentado en la histórica frase: “El fin justifica los medios”. Los logros relativos del “modelo Joao” son una vergüenza y negación de la esencia de la comunicación ética y responsable.
El modelo comunicacional usado por Joao Santana para fabricar presidentes en varios países de América Latina, es, sin lugar a dudas, una plataforma mediática efectiva para incidir en el pensamiento, las decisiones, comportamiento, percepciones y opiniones de las audiencias conformadas por personas con muy baja capacidad para analizar el contexto y el propósito de los mensajes de sus costosas, sistemáticas y masivas campañas.
Sin embargo, los hechos han puesto en evidencia la falta de ética, escrúpulo, profesionalidad y sostenibilidad del modelo comunicacional aplicado por Joao y pensado por Odebrecht, como parte de sus estrategias de negocios. La comunicación, ya sea humana, social, política, corporativa o comercial, siempre deberá estar al servicio del bienestar común.
El “todo se vale” es la concepción y práctica más solapada que sirve de guía al modelo comunicacional empleado por Joao para planificar, ejecutar y controlar a corto, mediano y largo plazo políticas, objetivos, estrategias y acciones tácticas comunicacionales. Es una concepción errada.