En República Dominicana son muchas las empresas que invierten tiempo, dinero y creatividad, pretendiendo con ello ser percibidas y reconocidas por sus diferentes grupos de interés como ciudadanos corporativos socialmente responsables, que cumplen con las leyes, se comprometen con establecer las condiciones necesarias para crear empleos decentes y dicen realizar esfuerzos continuos tendentes a construir el esperado y deseado bienestar colectivo, con sentido de equidad y sostenibilidad.
En cambio, cuando se procede a medir y a evaluar de manera racional la cantidad y calidad de los logros sociales alcanzados por empresas que emplean diversos medios para vociferar que son socialmente responsables, se concluye que sus cacareados logros sociales y su maquillada ciudadanía corporativa son fingidas. Sin dudas, la ciudadanía corporativa sana, ética, transparente y solidaria es mucho más que un discurso mediático. Es una visión, una filosofía y una praxis que se evidencian en todo momento, circunstancia y lugar.
En definitiva, las empresas que invierten continuamente tiempo, energía y dinero en desarrollar una obra social amparada en acciones sinceras, creíbles y sostenibles, son entidades con alma. Desde esta mirada, el Grupo Popular, a través de su Fundación, constituye un ejemplo fehaciente de empresa que invierte parte de sus utilidades en programas en favor del medioambiente, la educación, la salud, la gestión social, el arte y la cultura dominicana. La iniciativa de responsabilidad social más reciente de la Fundación Popular, es la publicación del libro La Sierra.
Con el objetivo de concienciar a la población dominicana sobre el cuidado de los recursos naturales de la República Dominicana para mitigar los efectos del cambio climático y el calentamiento global, la Fundación Popular presentó su nuevo proyecto editorial.