Provocar una mirada bien intencionada y llamar la atención positiva de los grupos de interés debería ser un esfuerzo continuo de los que tienen la responsabilidad de lograr que las empresas e instituciones sean sostenibles, agradables y novedosas. Las personas prefieren visitar y hacer negocios con aquellas organizaciones que siempre tienen algo nuevo que mostrar. Realizar acciones continuas que llamen la atención de los clientes y consumidores, es una cualidad que distingue a los directivos, ejecutivos y gerentes innovadores.
Llamar la atención positiva podría ser una de las tablas de salvación para las empresas e instituciones que creen en los milagros e igual para las que deciden y actúan a partir de casualidades y coyunturas. Las características del entorno competitivo actual no permite a las organizaciones quedarse estáticas esperando que algún día los vientos soplen a su favor. No hacer nada para llamar la atención positiva de los grupos de interés es lo más parecido a la indiferencia.
Ya sea desde el contexto del marketing o desde la comunicación, siempre será posible implementar acciones que llamen la atención positiva de los grupos de interés. Por ejemplo, realizar mejoras a la cadena de servicios, actualizar los componentes tangibles e intangibles de la entidad corporativa, concretar alianzas que permitan realizar actividades promocionales novedosas, patrocinar acciones vinculadas a causas sociales, difundir campañas creativas, modernizar parcial o totalmente la infraestructura física, son algunas de las iniciativas que podrían llaman la atención positiva. Lo que dicen, lo que hacen, lo que aparentan las empresas e instituciones son estímulos que pueden ser empleados como medios para despertar interés y curiosidad, con lo cual es posible atraer la atención positiva de grupos estratégicos.