Por lo general, las empresas e instituciones que han logrado convertir el prestigio, el reconocimiento, la reputación, la credibilidad y la imagen pública en activos intangibles sostenibles, son las que han tenido la dicha de ser gestionadas por líderes innovadores, visionarios y apasionados. Los intangibles solo añaden valor al desempeño general de las organizaciones, en la medida que éstos son percibidos de manera positiva por los diferentes grupos de interés. Figurar entre las empresas e instituciones más admiradas, es un activo intangible que genera actitudes, percepciones y opiniones positivas.

La mayoría de las empresas e instituciones tienen como una de sus metas estratégicas, ser percibidas y admiradas positivamente por sus grupos de interés. Muchas de ellas consideran que dicha meta se logra mediante la planificación, ejecución y control de estrategias y acciones tácticas de marketing, las que casi siempre centran sus esfuerzos en proyectar más su parecer que su ser. Es decir, mayores inversiones para construir una apariencia distinta a la realidad.

La verdad es que hoy los clientes y consumidores tienen a su disposición infinitos medios para conocer la veracidad o falsedad de las buenas o malas prácticas que desarrollan las empresas e instituciones. En la actualidad, es casi imposible que las organizaciones adquieran prestigio, reconocimiento, reputación, credibilidad e imagen pública sostenible, tratando de aparentar y diciendo lo que no son.

El reconocimiento, la reputación, la credibilidad, la admiración y la imagen pública, se convierten en activos intangibles cuando las decisiones y actuaciones de las empresas e instituciones son coherentes y consistentes. Ejemplos fehacientes de organizaciones bien gestionadas, son las que aparecen entre las más admiradas.