Se está a menos de un mes para que se celebren las elecciones presidenciales en los Estados Unidos de Norteamérica. Estas llaman la atención a nivel mundial, y no es para menos, dado el peso que dicha nación tiene.

No voy a hacer ninguna proyección sobre los resultados, sobre quién ganaría la primera magistratura; para eso hay personas, instituciones y empresas que se dedican a hacer vaticinios sobre los mismos.

El objetivo de este escrito no es fijar mi atención sobre la posición que está en juego (la presidencia), sino en la persona de uno de los dos candidatos que participa en el certamen electoral. Me refiero a la persona del Sr. Donald Trump, actual presidente, quien busca reelegirse en el puesto.

Desde que inició su periodo presidencial (enero 2017) le he dado un seguimiento muy cercano. Dada la posición que ocupa, en él se mezclan el “personaje” (el Presidente) y la “persona” (el Sr. Trump) como pasa con cualquier rol que asumimos en la vida. Personaje y persona se afectan mutuamente, pero no cabe la menor duda de que la persona tiene la primacía, marca la pauta en esta relación.

Mi interés particular surge por la atracción que tengo por el tema de la prudencia/sensatez Vs. la imprudencia/insensatez. El marco y punto de partida que utilizo para abordar el tema es el que aparece en la Biblia, muy específicamente el que aparece en el libro de Proverbios.

Este interés por la persona del Sr. Trump también ha sido mostrado por una gran cantidad de estudiosos/as y analistas de diferente ámbitos en su país.Sobre él se han escrito muchos artículos y libros, y se han realizado múltiples análisis y comentarios que están registrados en los medios de comunicación. Algunos han sido a su favor (los menos), los otros (la gran mayoría) no.

El denominador común que encuentro tanto en lo que he leído y escuchado, así como en mi propia evaluación, es que el Sr. Trump cae, encaja muy bien en la categoría de ser una persona: imprudente, insensata, necia. La insensatez es la corona que adorna su cabeza.
Trump es un experto en el arte de la descalificación, el irrespeto, la burla y la ironía. Las palabras que normalmente utiliza para referirse a las personas que no están de acuerdo con él son de ataque.

En un tweet que escribió el 7 de este mismo mes tildó al candidato Biden de ‘loco/chiflado’. En otro tweet que escribió el 22 de junio de este año también tildó de ‘loco/chiflado’ a John Bolton, quien fue su asesor de seguridad nacional. Se ha burlado de la activista Greta Thunberg en varias ocasiones.Estos son solo algunos ejemplos. El mismo Bolton al referirse a Trump, dijo lo siguiente: “Lo bueno (…) es que dice lo que piensa. Lo malo es lo que piensa”.

La persona sensata que crea que logrará cambiar la conducta de Trump haciéndole ver lo errado que está y lo insensato que es, simplemente pierde su tiempo. Lo único que logrará será enojarse y recibir las típicas descalificaciones que él sabe hacer y decir. El siguiente texto nos puede ayudar a entender bien a este tipo de persona: “El sabio que entabla pleito contra un necio, se enoja, recibe burlas y no arregla nada” (Proverbios 29:9; Dios Habla Hoy).

Otra de las características que encontramos en el Sr. Trump es su resistencia y desprecio por el aprendizaje y la verdad. No importa que el conocimiento venga de personas expertas en la materia, simplemente desacredita y no hace caso. La revista Scientific American lo criticó por su rechazo a la ciencia y por su negación sobre el cambio climático.

De nuevo encontramos en el texto bíblico una referencia a esta situación: “El necio no tiene deseos de aprender; solo le importa presumir de lo que sabe”(Proverbios 18:2; Dios Habla Hoy. Véase también 1:7b, 12:1, 15:5).Su cerebro solo le da para aprender necedades: “El corazón inteligente busca la sabiduría; mas la boca de los necios se alimenta de necedades” (Proverbios 15:14; Reina Valera Revisada).

A Trump le encanta pavonear su insensatez, pero además busca sacar provecho de todo, así tenga que cubrirse con la piel de un camaleón. No tuvo reparo alguno en tomar una Biblia en sus manos y tomarse una foto frente a una Iglesia. Algunos lo han etiquetado como un Showman.En entrevista que le realizaran a principios de este mes al Sr. David Remnick, director de la revista ‘The New Yorker’, dijo que uno de los grandes déficits que tiene Trump es su falta de empatía. Expresó también que es un demagogo fantástico. De nuevo en Proverbios 12:23 leemos lo siguiente: “El hombre sagaz encubre su saber, el insensato grita su necedad”.

Por último, para dar el tiro de gracia sobre la insensatez de esta persona, debemos recordar que los necios, los insensatos, los imprudentes, no cambian aunque los muelas. No porque no tengan el potencial para hacerlo, sino simplemente porque eso no está en su agenda de vida. Cambiar ¿para qué? se preguntan, si se la saben todas. Vayamos a otro texto bíblico que nos ayuda a entender adecuadamente a este tipo de persona: “Aunque al necio lo muelas y lo remuelas, y lo machaques como al grano, no le quitarás la necedad” (Proverbios 27:22; Nueva Versión Internacional).

Si el Sr. Trump resulta reelecto, y eso es posible porque en una democracia el pueblo es el soberano para decidir quién quiere que lo gobierne, no obstante su rol de Presidente terminaría cuatro años más tarde. Y a partir de ahí volvería a desempeñarse como un ciudadano más. Sin embargo, sus palabras, hechos y las consecuencias de los mismos pasarán a formar parte de la historia, y aun cuando él ya físicamente no esté su insensatez perdurará para la posteridad.

La Biblia registra la historia de unos de los reyes que tuvo el pueblo de Israel. Su nombre es Roboam. Hijo de Salomón y fue quien lo sucedió en el trono cuando este murió. En la historia hebrea se le etiquetó con el nombre de “Grande en Insensatez”. A pesar de los cientos de años que hay de diferencia entre él y nuestra generación todavía hoy seguimos leyendo y conociendo sobre la insensatez e imprudencia de este hombre y sobre las consecuencias provocadas por esta.

Estoy seguro que después que el Sr. Trump salga de la presidencia, sea ahora o cuatro años más tarde podrá ser bautizado como el título de “Grande en Insensatez II”. El manto de la imprudencia de Roboam será traspasado a Donald Trump. Mi corazón anhela que la insensatez de él no siga al frente de la Casa Blanca. Respeto el derecho de otro corazón a anhelar todo lo contrario.

P.S. A las personas amantes de la historia y de este tema en particular les recomiendo leerse el libro titulado “La Marcha de la Locura” (The March of Folly) por Barbara W. Tuchman. Creo que una traducción más a tono para el mundo latinoamericano sería “La Marcha de la Insensatez”. Está disponible en español (pdf) de manera gratuita en internet.