La decisión del presidente de la Cámara de Diputados, Abel Martínez, de eliminar “el cofrecito” ha provocado quejas entre muchos diputados, que alegan fue tomada de manera inconsulta y unilateral. Aunque públicamente diputados de las diferentes bancadas han saludado la decisión, tras bastidores se reunen y expresan su indignación ante la medida, que según alegan, fue tomada de manera unilateral y sin previa consulta.
En los pasillos de la cámara baja se pudo observar ayer varias “minicumbres” improvisadas en las que solo se escuchaba el malestar por la disposición. El tema también fue abordado ampliamente en el restaurante, donde regularmente los diputados acuden a almorzar, luego de las reuniones de comisiones.
Algunos legisladores albergan la esperanza de que Martínez deje sin efecto la medida. Sin embargo, este diario obtuvo la información que la disposición es irrevocable. Diputados consultados que pidieron reserva de sus nombres explicaron que al final será la gente más pobre la que sufra las consecuencias, ya que las “ayudas” que entregaban se verán disminuidas. Otros más creativos ya están pensando en solicitar la colaboración del empresariado y de otros sectores productivos para poder mantener los programas de asistencia que llevan a cabo.