Elvira Taveras encanta en Monólogo

Elvira Taveras encanta en Monólogo

Al entrar a la Sala Ravelo, vemos una escena simple, una plataforma con algunas sillas, una imagen de perfil, al parecer de un joven, proyectada en una pared, y poco más, el concepto minimalista prevalece “Menos es más”.

La Sala queda a oscuras, escuchamos una voz y sus cavilaciones; las luces regresan, descubrimos entonces en un lateral de la platea, que la voz es de una señora de mediana edad. Inicia el monólogo “Todas las canciones de amor” del escritor argentino Santiago Loza.

La señora, una madre, ama de casa, nos habla de la cotidianidad de su vida, convertida en una rutina a veces agobiante, la historia de lo que fue su matrimonio sumido en el aburrimiento donde no hubo diálogos ni empatía.

Pero esta mujer viuda, ahogada en su soledad entre recuerdos y añoranzas, está a punto de romper su rutina, de vivir un día enternecedor, emocionante, el reencuentro con su hijo que vive en el extranjero se convierte en su obsesión y necesita compartir cada detalle, se dirige al público y lo convierte en su interlocutor sin voz, en un rompimiento de la “cuarta pared”.

El texto de Loza fluye, aparentemente simple es un melodrama donde la música interviene en los momentos más dramáticos, las palabras y la música se presentan sucesivamente, adicionan belleza, sustentan el relato y nos llama a reflexionar.

La vida de la señora es una maraña intrincada no descubierta del todo, ausente de climax, con mayor o menor intensidad, los relatos se suceden, sus desvaríos y delirios nos mantienen atentos y son transmitidos con pasión acrisolada por la actriz, elemento insustituible.

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Elvira Taveras intensa, nos hace cómplices, en cada cambio del personaje hay un recurso actoral apropiado, que se decanta en el ritmo, la inflexión de la voz con sus dosis de humor, en la mirada, y el gesto elocuente con el que recrea su ansiedad, mientras… escuchamos “Esta calle al final”, de Camboy Estévez, interpretada por el cantautor Celestino Esquerré.

Uno de los soliloquios más interesantes, es aquel en el que la señora recuerda la despedida de su hijo, y luego en un instante entrañable, nos cuenta sobre su preferencia sexual, realidad que fue traumática para el padre.

Más reflexiva, cuenta que su hijo además no vendrá solo, lo acompañará su pareja, un hombre, que ella no sabe bien cómo calificarlo por su aspecto, es un hombre de color, afro descendiente o “como lo quieran llamar”, poco importa, para ella lo importante es el reencuentro con su hijo, su eterno niño al que espera con los brazos abiertos, y en su eterna remembranza, acaricia las fotografías de su infancia, como si quisiera detener el tiempo.

Se escucha una apropiada melodía para este momento sublime “Te quiero” emotiva canción de José Luis Perales.

Elvira Taveras poseída del personaje, con maestría recrea esos episodios del pasado, relatos de ensueños, es la madre que expresa el amor inconmensurable por su hijo, esa es su única realidad, su razón de ser, e invita al público a compartir su determinación, la de aceptarse a sí misma, mientras… el público emocionado no sabe si reír, sonreír o llorar-

El espacio creado por Fidel López permite la movilidad constante, y los pocos elementos en escena se convierten en objetos significantes, las sillas colocadas en diferentes formas por la actriz es un acto seductor, recrean espacios, finalmente dispuestas alrededor de en una mesa imaginaria, nos invita a compartir la cena dispuesta para dar la bienvenida al hijo amado y a su compañero.

La iluminación con mayor o menor intensidad enfatiza cada escena, buen trabajo de Julio Núñez.

Se podría pensar que dirigir un monólogo es sencillo, pero no lo es, se necesita imaginación para construir todo el entramado, al tiempo de pautar los debidos lineamientos a la actriz, y así lograr el debido ensamblaje de la puesta en escena.

La dirección eficiente de Richardson Díaz ha llevado a buen puerto con aires favorables y melódicos “Todas las canciones de Amor”.

Un reconocimiento para Juancito Rodríguez, productor, siempre comprometido de llevar a nuestros escenarios obras de calidad. Invitamos al público a cantar y disfrutar de esta obra teatral.