En un inesperado discurso, el embajador de Nicaragua ante la OEA, Arturo McFields, denunció ayer a su propio gobierno, al que calificó de “dictadura“.
McFields dijo que hablaba para defender a “más de 177 presos políticos y más de 350 personas que han perdido la vida en mi país desde 2018” y que también lo hacía en nombre de funcionarios obligados a “fingir, llenar plazas y repetir consignas porque si no lo hacen pierden su empleo”. McFields dijo que tiene miedo pero “tengo que hablar aunque mi futuro y el de mi familia sean inciertos”.
“Denunciar la dictadura de mi país no es fácil, pero seguir guardando silencio y defender lo indefendible es imposible”, sostuvo McFields, quien hasta ahora había defendido al gobierno del nicaraguense Daniel Ortega cuando era criticado en reuniones de la OEA.
McFields dijo que días antes de que Nicaragua anunciara su retiro de la OEA en noviembre de 2021 hubo una reunión virtual en la cancillería y un equipo de asesores presidenciales. El embajador relató que sugirió que se considerara liberar a unos 20 presos políticos de la tercera edad o cuya salud merecía especial consideración.
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“Nadie me hizo caso. En ese momento se me dijo ‘no vamos ni a tomar nota de ese comentario porque vos sabes lo que puede pasar’”, dijo McFields. “En el gobierno nadie, nadie, escucha y nadie habla”.
“Lo que pasa en Nicaragua supera mis pocas capacidades diplomáticas”, indicó el embajador al inicio de una sesión regular del Consejo Permanente de la OEA.
Sin embargo, McFields dijo que “hay esperanza” porque la gente “de adentro en el gobierno y la gente de afuera está cansada de la dictadura”.
Hace tan sólo un mes 26 países de la OEA presentaron una declaración en la que denunciaron la intensificación del “sufrimiento humano” en Nicaragua y exigieron la liberación inmediata de presos políticos en el país centroamericano. La declaración destacaba que la organización “no puede permanecer en silencio ante la tragedia que se está produciendo en Nicaragua”.
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Varios miembros de la comunidad internacional piden desde hace meses a Nicaragua que libere a todos los opositores al gobierno de Ortega, quien se declaró ganador de las elecciones del 7 de noviembre. En los comicios Ortega logró un cuarto mandato consecutivo, el segundo junto a su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo.
Manuel Orozco, director de Migración, Remesas y Desarrollo del centro de investigación y debate Inter-American Dialogue, dijo a The Associated Press que la “disensión” en el círculo de poder en Nicaragua “ha venido creciendo desde el periodo post-electoral”.