Una de las principales responsabilidades que tenemos como padres es guiar a nuestros hijos en el sano desarrollo personal, emocional y cognitivo; con el propósito de que sean felices y puedan insertarse en la sociedad de manera positiva, funcional y satisfactoria.
La mejor manera de ayudar a nuestros hijos a desarrollar su máximo potencial, y a la vez formarlos en valores, es practicando una disciplina positiva durante el periodo de crianza, formación y educación.
Para empoderar a nuestros hijos en una disciplina positiva debemos tomar en cuenta los siguientes aspectos:
Reconocer sus fortalezas y sus debilidades.
Enseñarlos a identificar sus sentimientos y emociones.
Confiar en ellos y enseñarlos a desarrollar su autoconfianza.
Trabajar juntos en familia y en cooperación por el desarrollo y el crecimiento de todos.
Establecer reglas claras conocidas y aceptadas por todos los miembros de la familia.
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Promover una relación sana en base al respeto mutuo y la obediencia; donde se pueda consensuar sobre diferentes temas en los cuales los niño y/o adolescentes tengan la madurez suficiente para discernir entre lo correcto y lo incorrecto.
Educar desde la independencia, sobre todo para desarrollar en los niños habilidades de pensamiento crítico, que les permitan crear o buscar soluciones ante situaciones de la vida cotidiana.
Desarrollar la capacidad de comunicación asertiva y efectiva en la familia.
Permitir que nuestros hijos realicen pequeñas tareas según su nivel de madurez y su etapa de desarrollo; con esto les brindamos la oportunidad de aprender a desarrollar habilidades necesarias para su independencia.
Enseñemos nuestros hijos a valorar lo que tienen, que aprendan que las cosas se alcanzan con esfuerzo y sacrificio.
Evitemos la sobreprotección; esto lacera el crecimiento del niño y el desarrollo de sus habilidades.
No recurrir a castigos físicos, verbales ni psicológicos; esto en vez de producir disciplina y buena formación provoca miedo y falta de autocontrol en el menor.
Elogiemos el buen comportamiento de nuestros niños, identifiquemos esos momentos o acciones donde se portan bien o hacen lo correcto para felicitarlos; así reforzamos la conducta positiva y deseada.
Debemos hablar con nuestros hijos, sin caer en sermones largos y vacíos; una breve conversación, franca, abierta, firme y empática impactara positivamente con mayor facilidad en la concienciación del menor.
Establecer rutinas claras; donde las reglas estén definidas y sean comprendidas por el menor.
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Los padres debemos tomar en cuenta los gustos e intereses de nuestros hijos y darle cierta libertad de decidir dentro de las opciones permitidas y aceptadas por nosotros.
Como padres tenemos siempre que modelar con el ejemplo, trabajar en nosotros mismos para ser cada día mejores seres humanos e inculcar esta conducta en nuestros hijos.
La autora es psicóloga y educadora, directora y fundadora de MLC SCHOOL Twiter: @MLC_Schoolrd @SVirginiaP Instagram: @pardillavirginia