Siempre se ha dicho que quien usa faldas cortas corre el riesgo de enseñar las nalgas. El presidente Luis Abinader dispuso, mediante el decreto número 538-21, la constitución de un fideicomiso público, de administración, inversión, operación y fuente de pago, denominado Fideicomiso Público Central Termoeléctrica Punta Catalina (Fideicomiso CTPC).Esta iniciativa gubernamental mantiene dividida la opinión pública nacional.
Según la justificación del relato gubernamental, esta iniciativa tiene el propósito de crear una estructura de gestión independiente para la administración transparente y eficiente, con el propósito de asegurar la adecuada operación de la Central Termoeléctrica Punta Catalina.Más allá de la buena o mala intensión que tenga el Poder Ejecutivo con dicha decisión, lo cierto es que un segmento importante de la población dominicana rechaza la presencia de empresarios privados gestionando recursos del erario público.
A juzgar por la reacción que ha mostrado un número significativo de la población, con respecto a la participación de viejos y jóvenes empresarios dominicanos en la gestión de la Termoeléctrica Punta Catalina, las huellas de los hombres de empresas privadas en el contexto gubernamental, no han satisfecho las expectativas de los dueños del dinero público. Entiéndase, los ciudadanos-contribuyentes. La verdad es que en la menoría de muchos de los ciudadanossubyacen recuerdos negativos de prácticas gerenciales indecentes, provenientes de la élite empresarial local.
Es probable que el alto nivel de incredibilidad que tiene una franja de la población dominicana, con relación a la actuación de empresarios privados en organismos e instituciones gubernamentales, se deba a la concepción rentista, extractiva y de amiguete que caracteriza a la éliteeconómica de República Dominicana. Muchos de los dominicanos todavía recuerdan el funesto proceder del sector privado en el proceso de privatización de la Corporación Dominicana de Empresas Estatales (CORDE).
Otro ejemplo fehaciente del espíritu rentista, depredador y codicioso del liderazgo empresarial dominicano, es la concepción inhumana desde la cual manejan lo relativo a los servicios vinculados a la seguridad social. Es en este ámbito donde operan las Administradoras de Fondos de Pensiones y de Riesgos de Salud (AFP y ARS), las cuales tienen las mismas características que el de las instituciones extractivas. Es decir, no crean bienestar colectivo, son excluyentes, el nivel de riesgo que asumen no se corresponde con los altos márgenes de ganancia que reciben sus pocos dueños, solo una reducida élite empresarial disfruta las utilidades que éstas generan.
Para conoceren profundidad los orígenes de la dinámica y distribución de la riqueza, así como el alcance global de lasdesigualdades sociales,es de rigor consultarla investigación llevada a cabo por el destacado economista francésThomas Piketty: ”El capital en el siglo XXI”. Mientras que para entender el proceso de concentración de la riqueza en la República Dominicana a través de los grupos económicos y familiares que desde hace muchos años dominan el poder nacional, se sugiere consultar la obra: “Los dueños de la República Dominicana”,del periodista e investigador Esteban Rosario.
Parecería que en las mentes, en los corazones, en las almas y en las organizaciones de los empresarios dominicanos existe el apego sin límites a lo material. En pocas palabras, son capitanes deinstituciones extractivas,organizadas para no crear incentivos u oportunidades en las personas de la sociedad. Su estructura administrativa y su logística operativa, están diseñadas para crear y mantener obstáculos que crean ventajas para determinados grupos y desventajas para otros.La calidad de la riqueza que ha generado la élite dominicana ha sido incapaz de disminuirla pobreza y la desigualdadsocioeconómica que existe en RD.
En cualquier parte del mundo, la sapiencia de los líderes empresariales, políticos, sociales, religiosos y académicos, constituye una herramienta de primer orden para concebir e implementar un determinado modelo de desarrollo socioeconómico, que pueda ayudar a crear y mantener Estados creíbles, eficientes y eficaces que aseguren mayor prosperidad a todos los ciudadanos. En este ámbito, los hechos, actitudes, actuaciones y relatos provenientes del viejo y joven liderazgo empresarial dominicano actual, no es nada esperanzador.
Todo parece indicar que en la concepción rentista del liderazgo empresarial dominicano, no existe el sueño de consolidar una República Dominicana más próspera, equitativa, justa y segura, que promueva el bienestar pleno y sostenible para las presentes y futuras generaciones de dominicanos. Las perspectivas y miradas que tiene la élite empresarial dominicana en torno al futuro del capitalismo y al cómo afrontar las nuevas ansiedades, son absolutamente distintas a las planteadas por el profesor de Economía y políticas públicas, Paul Collier.
¿Tiene el liderazgo empresarial dominicano el tipo de credibilidad pública que se requiere para transformar la República Dominicana en una sociedad productiva, competitiva y prósperapara todos sus ciudadanos? Para un segmento importante de los ciudadanos dominicanos, la élite empresarial actual del país poco le interesainvolucrarsecon las acciones, medidas y reformas que se necesitan para asumir con responsabilidad los retos y desafíos derivados de la nueva realidad.
“A pesar del dinamismo y crecimiento económico del país durarte las últimas décadas, cientos de miles de dominicanos siguen marginados y permanecen funcionalmente excluidos. Casi la mitad de los niños , las niñas y personas adolescentes están en esta situación, lo que hipoteca la sostenibilidad, el futuro de la economía y las bases mismas de la estructura social…(Gazebo, 2020. Pág. 12).
La realidad es que un segmento importante de la sociedad dominicana desconfía del sector privado, debido a sus malas prácticas gerenciales, a la falta de ética corporativa, a su actitud excluyente, a su errada concepción acerca del bienestar común y por su espíritu rentista. La actuación mezquina, egoísta e inhumana que caracteriza las posturas y posiciones de los que protegen a capa y espada el capital privado en el Consejo Nacional de Seguridad Social (CNSS), representa una de las tantas razones por las que muchos ciudadanos no confían en la supuesta sinceridad, transparencia, honradez e integridad de los empresariosdominicanos.
Las faldas con las que acude la representación empresarial a las secciones ordinarias y extraordinariasdel CNSS, son tan cortas que cada vez que se le presenta la oportunidad de votar para impedir o imponer una resolución, lo hacen sin ningún tipo de miramiento, pudor y respeto a los derechos de los afiliados de la seguridad social. Es decir, enseñan, además de sus nalgas, la dureza de sus corazones, su devoción al dios dinero,el tamaño de su miseria humanay su apatía a la ética y transparencia.