Los que hicieron cerebro con las candidaturas independientes, que sus defensores consideran positivas para la democracia porque fortalecen el derecho de los ciudadanos a ser elegidos, tendrán que apearse de esa guagua, pues el proyecto de ley para asociaciones cívicas constituidas para la postulación de las candidaturas independientes depositado por la JCE en el Congreso acaba de ponérsela en China.
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Según lo que propone el proyecto de ley del órgano electoral, con el que busca dar cumplimiento a la polémica sentencia del Tribunal Constitucional del 13 de diciembre del 2024, solo podrán presentarse un máximo de tres candidaturas independientes por nivel de elección, que tendrán como requisito la presentación de una cantidad de firmas equivalente al 2% del padrón electoral. También señala que las organizaciones cívicas que los postulen, de las que no podrá formar parte ningún ciudadano extranjero, no recibirán un solo centavo de dinero público, pero aún así tendrían la obligación de llevar una contabilidad adecuada y presentar las declaraciones fiscales periódicas ante el órgano electoral a partir del momento que adquieran su registro electoral. Establece, además, que deben ser disueltas una vez concluyan las elecciones. Y como si todo eso fuera poco, en su artículo 30 impide a los candidatos independientes formar alianzas o integrarse a coaliciones con cualquier partido para no perder el sentido de independencia política.
Repito: los que creyeron que sería “un cachú” convertirse en candidato independiente, como el conocido influencer que ya anda prometiendo acabar con la migración ilegal haitiana, han despertado a la dura realidad. Y aunque algunos legisladores han anticipado que le harán modificaciones al proyecto sometido por la JCE, puede apostarse mucho a poquito que no será para facilitarles el camino a los “sin partido”, que para los políticos que hacen vida en el Congreso Nacional sería afilar cuchillos para sus propias gargantas.