Para nosotros los dominicanos, celebrar cada 27 de febrero, aniversario de nuestra gloriosa independencia es un acto de profundo significado y orgullo. Esta conmemoración no solo representa nuestra liberación de la opresión y el dominio extranjero, sino que también simboliza la lucha, el sacrificio y la valentía de aquellos que lucharon por la libertad y la autonomía de nuestra nación.
El aniversario de nuestra independencia es un idóneo para reflexionar sobre nuestra historia y el legado de nuestros héroes que desafiaron tantas adversidades para asegurar un futuro mejor para las generaciones venideras.
Es ocasión propicia para recordar la importancia de la unidad, la solidaridad y el compromiso con los valores fundamentales que dieron origen a nuestra independencia.
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Para los Patriotas, celebrar este día conlleva un sentido de responsabilidad y compromiso con el bienestar y la prosperidad de su país. Es un recordatorio de que la libertad y la autonomía no son simplemente derechos adquiridos, sino ideales por los que vale la pena seguir luchando y preservando en cada generación.
En este aniversario de la independencia, debemos no sólo conmemorar solo el pasado, sino también para mirar nuestros desafíos y trabajar unidos para superarlos con tenacidad y determinación.
Desafíos importantes con respecto a nuestra soberanía y que no podemos dejar de vigilar y accionar son:
Gestionar la migración de manera efectiva y humana. Vigilar la seguridad en la frontera velando fielmente que se cumplan nuestras leyes, es un tema crucial y que por razones de espacio no puedo abundar.
Respetar a lo interno y externo a nuestra soberanía en las decisiones que afectan nuestro presente y porvenir.
En fin, defender los mejores ideales con los cuales fuimos forjados por nuestros Padres de la Patria tan bien resumidos en las tres palabras ligadas a nuestro escudo: «Dios, Patria y Libertad».
Y no olvidar que es deber continuo que renovemos nuestro compromiso de construir una sociedad más justa, igualitaria y democrática, donde los principios de libertad, igualdad y fraternidad como el valor de la vida se respete desde el embrión de las entrañas de la madre hasta la ancianidad de muerte natural sean respetados y defendidos por todos.
Dominicanos, estamos de fiesta. Demostremos al mundo la fuerza de nuestro espíritu, la capacidad de superar las adversidades y la importancia de mantener viva la llama de la libertad.
¡Que viva la República Dominicana!