Oda a la Patria
¡Oh Patria que te extiendes, egregia y soberana,
sobre un istmo radiante de luz y de verdor;
te arrulla el armonioso murmullar de dos mares
y te cobija un cielo de espléndido fulgor!
Tierra predestinada, que la Naturaleza
ha enclavado en el mismo corazón tropical
para que seas vórtice de los altos designios
que vislumbró Bolívar en su ensueño genial.
Surgiste en el consorcio de las naciones libres
con tu diadema diáfana de estoica dignidad;
tu historia es un compendio de férvido heroísmo
y tu lema, un baluarte de confraternidad.
Eres puente que abraza a los pueblos del mundo
en comunión de anhelos de paz y libertad,
y aunque pareces frágil, por dimensión geográfica,
grande eres por tu fuerza de solidaridad.
¡Oh dulce Patria amada, ubérrima y señera,
que vibras y palpitas con latido inmortal,
en cada sacro pliegue de la bandera augusta
y en las trémulas notas del himno nacional!
Nosotros, los que abrimos los ojos en tu tierra,
y en tu entraña bebimos la sabia maternal,
somos, Patria, tus hijos. Y nuestra sangre es chispa
saltada de las vetas de tu ígneo pedernal.
Por eso la ofrendamos, solemne, en tus altares,
por tu soberanía, prosperidad y honor
y porque ondule siempre, altiva, inmaculada,
bajo tu cielo límpido, la enseña tricolor.
HERSILIA RAMOS DE ARGOTE
Inicio el Encuentro de hoy con la oda de la poetisa y educadora panameña Hersilia Ramos de Argote, titulado Oda a la Patria. Un poema tradicional en fondo y forma que no deja de tener belleza y ritmo.
Fustel de Culanges, el insigne historiador francés del siglo XIX, definía que la patria era aquello que se amaba. Estableciendo así una gran diferencia entre la patria y la nación. Mientras la primera era un sentimiento, la segunda tenía y tiene una acepción jurídica. Esa lectura que hice hace muchos años me impactó grandemente. Tenía razón al hacer la diferencia entre estos dos conceptos que muchos asimilan como similares.
Se preguntarán ustedes por qué hago estas reflexiones. Y es que pienso que el sentimiento por la patria hoy tiene otras dimensiones. Las luchas del siglo XIX estaban basadas en el sentimiento y las ideas nacionalistas, pero sobre todo por la libertad.
En ese proceso de luchas libertarias, en el que participaron los idealistas que creían en la libertad y en la necesidad de construir una nación. En el caso nuestro, los que iniciaron el movimiento fueron los Trinitarios, encabezados por Juan Pablo Duarte, que se vio obligado a partir al exilio en medio del calor de la lucha libertaria. Defiendo que este grupo de jóvenes representaba el sentimiento más puro del liberalismo romántico. En el Juramento de los Trinitarios se evidencia claramente sus ideas de independencia pura y simple. A diferencia del liberalismo nacido en Europa, el que defendían nuestros jóvenes era confesional. Creían en la libertad política, no así en la religiosa. Una lectura analítica de esta declaración evidencia claramente lo que acabamos de afirmar.
En nombre de la santísima, augustísima e indivisible Trinidad de Dios Omnipotente: Juro y prometo por mi honor y mi conciencia, en manos de nuestro presidente Juan Pablo Duarte, cooperar con mi persona, vida y bienes a la separación definitiva del Gobierno haitiano, y a implantar una República libre e independiente de toda dominación extranjera que se denominará República Dominicana, la cual tendrá su pabellón tricolor en cuartos, encarnados y azules, atravesados con una cruz blanca. Mientras tanto seremos reconocidos los Trinitarios con las palabras sacramentales: Dios, Patria y Libertad. Así lo prometo ante Dios y el Mundo, si tal hago, Dios me proteja: Y de no, me lo tome en cuenta, y mis consocios me castiguen el perjurio y la traición, si los vendo”.
Los Trinitarios que quedaron en el país, se aliaron a los conservadores y firmaron el famoso “-Manifiesto del 16 de Enero de 1844”, considerado como el Acta de Independencia se habla de separación, nunca de independencia. Dos palabras con significados políticos claros y profundamente diferentes. Una evidencia de que predominó el dominio conservador una vez se proclamó la República.
¡A la unión, dominicanos!, ya que se nos presenta el momento oportuno de Neiba a Samaná, de Azua a Montecristi, las opiniones están de acuerdo y no hay dominicano que no exclame con entusiasmo: SEPARACIÓN, DIOS, PATRIA Y LIBERTAD!
Así pues, en la historia política nuestra se ha evidenciado, desde siempre, una lucha titánica entre los llamados liberales y conservadores. Los primeros, representados por los Trinitarios, y los segundos por los grupos de poder que querían separarse de Haití para anexarse a una nación imperial.
Y vuelvo al inicio. ¿Hablaban de la misma patria los liberales y conservadores? ¿Amaban la misma patria los que querían la independencia pura y simple y los que buscaban a toda costa la anexión? ¿Es posible que la patria, el sentimiento puro del terruño, del amor a los lazos con la tierra que nos eligió para nacer, tuviera diferentes defensores? ¿Amaban la patria los que vendían su tierra al mejor postor? ¿Los que deseaban anexarse a Francia, a Estados Unidos, a España o a Inglaterra?
Siempre he defendido la temporalidad de los conceptos. Patria es una acepción del siglo XVIII europeo, que nació al calor de los acontecimientos que surgieron en contra de los señores feudales. Entonces el concepto patria les dio una motivación para luchar y así nacieron las revoluciones burguesas.
Me pregunto y no tengo respuesta, si el concepto de patria hoy, en el siglo XXI tendrá la misma acepción que en el siglo XVIII. Me pregunto si los que despilfarran el erario público son patriotas, si los hipócritas que utilizan el discurso político para engañar, si los que solo piensan en sus propios beneficios, aman la patria. Entonces ¿Qué es la patria? ¿Para qué sirve la patria hoy? No tengo respuestas. Como siempre, tengo muchas preguntas.