Los miembros de la Cámara de Cuentas son cinco, tres mujeres y dos hombres, y a estas alturas del pleito que mantienen, que los ha colocado a las puertas de un juicio político, ha quedado claro que las integrantes del sexo femenino actúan como un “bloque opositor” a todo lo que haga o diga su presidente, en tanto el quinto miembro, que ha juzgar por lo que ha dicho en declaraciones y entrevistas parece ser el único que cree factible un entendimiento que les permita trabajar en relativa paz y armonía, ha tratado de mantenerse al margen de la garata pero por lo visto eso no ha sido posible.
¿Se pusieron todos de acuerdo para ocultar auditorías, alterar actas, nombrar personal de forma irregular y remitir informes incorrectos al Congreso Nacional, entre otras “faltas graves” que según Alfredo Pacheco han cometido en el desempeño de sus funciones? Lo pongo de esa manera porque el presidente de la Cámara de Diputados, que está supuesto a saber que cada quien solo puede ser responsabilizado de sus hechos, los metió a todos en el mismo saco al “adelantar” parte del informe elaborado por la Comisión Especial de la cámara baja que investigó el conflicto.
Puede leer: Auditorías
En su afán de justificar la decisión de someter a un juicio político a los miembros del Pleno olvidó, sin querer queriendo, ese detalle, lo que no habla bien de su condición de juzgador obligado a decidir, al igual que sus colegas, en función de las pruebas de faltas graves que se presenten contra cada uno de sus miembros durante el juicio político. Si es que pueden reunirse los votos necesarios para celebrarlo, para lo cual el presidente de la Cámara de Diputados ha dicho que hablará con los voceros de la oposición que lo rechazan, pero parece que eso no se va a poder.
De todas maneras el país necesita conocer ese informe para saber la responsabilidad que le toca a cada uno de sus miembros en esta crisis, ya que no sería justo meterlos a todos, como hizo Pacheco, en el mismo saco, y luego tirarlos en el vertedero más próximo.