Si no es “falsa portada”, el presidente Luis Abinader ha iniciado una forma de gobernar muy “sui géneris” en la República Dominicana, donde la distancia entre la ciudadanía y el poder está marcada por el exceso de la burocracia.

En este su primer mes de gestión, Abinader ha dejado sorprendida a la sociedad dominicana al dejar a un lado su alta investidura, y en una acción nunca vista en un mandatario, trasladarse a las oficinas de sus otroras adversarios políticos para tratar y consensuar políticas a ser ejecutadas por su gobierno.

En otro acto inusual de un mandatario, Abinader se despojó de saco y corbata y, en pleno paso de la tormenta tropical Laura, en agosto pasado, se trasladó al barrio La Yuca del sector Los Ríos, en el Distrito Nacional, a constatar por sí mismo el daño causado a decenas de familias que viven en condiciones de vulnerabilidad, por el desbordamiento de una cañada que bordea el lugar.

Esto solo lo hacen los políticos cuando están en campaña buscando votos para su elección, y lo olvidan tan pronto asumen el poder.

El jefe del Estado, junto a su esposa, Raquel Arbaje, también invitó a sus vecinos del sector San Carlos, donde está ubicada la Casa de Gobierno, y allí, en la que llama “la casa de todos”, les ofreció un agasajo durante el cual “compartieron café caliente, anécdotas y también inquietudes”, publicó en su cuenta de Instagram.

Pero donde el presidente de la República “botó la bola” fue cuando tomó su vehículo, y conduciéndolo él mismo, recorrió la avenida 27 de Febrero, ante el asombro de quienes lo vieron.

Al parecer al primer ejecutivo de la nación no le gusta que le cuenten y por eso, cuando se denunciaban los problemas que confrontaba la gente en el Laboratorio Nacional con las pruebas PCR para detectar la covid-19, Abinader fue allí acompañado del ministro de Salud y de inmediato anunció soluciones.

No evita prensa. Otra característica del presidente Abinader es que, al igual que el expresidente Hipólito Mejía, no evade a la prensa, y habla donde quiera que se le aborda.

Nada de visitas sorpresa. Excepto los encuentros que a puertas cerradas ha sostenido con influencers, comunicadores, productores, y artistas, la agenda diaria del presidente se hace pública, y cuando viaja al interior del país se reúne con diferentes sectores y socializa con la gente de la zona. Para él y su familia fue normal pernoctar dos noches en un hotel en Pedernales y durante el día dar un paseo en bote hacia Bahía de las Águilas, el principal atractivo turístico de esa provincia.

Además de Pedernales, el presidente ha realizado visitas de trabajo a Miches, Monte Cristi y Santiago, donde ha anunciado la ejecución de obras para desarrollar el turismo; y este fin de semana estará en Samaná.