La Alianza Francesa de Santo Domingo ha iniciado la celebración del Mes de la Francofonía, con una exposición de Edouard Duval-Carrié. Es una excelente iniciativa, de todos los puntos de vista.
La galería del organismo docente y cultural está recobrando reputación como centro principal para las artes visuales, debe continuar y propiciar esta recuperación cualitativa.
Le convienen asesoría y contactos con personalidades e instituciones conocedoras y comprobadas como Lyle O’Reitzel.
Este vínculo bienvenido ha auspiciado la excelente exposición de Edouard Duval Carrié, nacional de Haití -país francófono-, egresado de la Escuela Nacional Superior de Bellas Artes de París, y maestro de reputación transcontinental, que reside y trabaja en Miami.
Hemos de confesar nuestra alegría por la admiración que le tenemos y por haber escrito bastante… acerca de su obra que seguimos desde las individuales en “su” galería dominicana, hasta la imponente retrospectiva de dos siglos de arte haitiano en una cumbre palaciega de París.
Puede leer: Santiago invita a recorrer su innovadora ruta gastronómica



Artista ausente y presente
Sucede con Edouard Duval-Carrié, lo que hemos observado en los artistas dominicanos “ausentes”. Si bien es cierto que han logrado una formación superior, que se han integrado social y culturalmente, que trabajan y crean gustosamente en otro país, no han perdido contacto con su tierra de origen, incluyendo la naturaleza y la gente, ni con la identidad cultural popular. ¡Hemos notado aunque pueden llegar a expresarla con más idoneidad y fuerza que quienes no residen en el exterio y la viven diariamente!
Este fenómeno ocurre con Edouard Duval-Carrié, cuya familia emigró a Puerto Rico por su oposición a la dictadura de Duvalier, y él mismo emprendió la ruta de la libertad. Ahora bien, la profunda pertenencia a su país, desde la flora tropical hasta las tradiciones seculares y su religiosidad, la siente, la vive, la ama, la defiende, la representa.
Su fe -interior e inquebrantable-, él la expresa simultáneamente en la “evocación-invocación” de la espiritualidad religiosa y, adrede, en variaciones de expresión y estilo, con un reencuentro hacia la espontaneidad nativa e intuitiva. Estas fuentes permanentes de inspiración no faltan en la exposición de la Alianza Francesa.
La Traversée
El título de la exposición y del cuadro principal es “La Traversée” -la travesía o el recorrido-, a la vez simple y misterioso, con esta barca llena de “criaturas” entre la vida y la eternidad, entre la naturaleza, la polivalencia étnica y una transmutación onírica. Navegan en el mar o en un río mitológico… para escapar del infierno. O tal vez son deidades autóctonas y los disfrazados. Pero poco importa una lectura discrecional: es una gran pintura que apasiona e intriga, poniendo a pensar a los que quieren interpretar.
Prácticamente, en esta muestra, todas las pinturas son misteriosas y emparentadas, retratos imaginarios de personajes fabulosos, a veces próximos a la alucinación, o paisajes frondosos y tropicales, que pueden esconder a seres ignotos.
No solamente será extraña o descomunal para muchos la temática -según la suele proponer e imponer su autor-, además la reiteración de formatos circulares agrega un impacto.
Como siempre en Duval-Carrié, el dibujo es magistral, la pincelada impecable, la paleta liberada, luminosa, matizada, modulada, priorizando el verdor y una sensación de aire en un espacio abierto.
Y por supuesto la naturaleza se vuelve sobrenatural, habitada, poderosa, mágica hasta poseer una vitalidad gestual y la autonomía.…
Mencionamos que sobresalía una exposición brillante por la imaginería fascinante, pero igualmente por el brillo de la resina que transparenta, cubre y atrae… Diríamos que envuelve las obras, las protege y conserva en un aura luminoso y preciosista aun.
La única escultura, “ambivalente”, que parece brotar de creencias animistas, no deja de interesarnos, ¡de infundir aprehensión y temor aun! Sin embargo, no cabe duda de que, aquí, la pintura permanece como un arte superior de la imagen, imposible de destronar pese a la coexistencia de otras categorías, siendo válida esta observación para la colectividad artística caribeña y a escala individual para Edouard Duval-Carrié.
Coda
Esperamos que se vuelva a celebrar la Bienal del Caribe en Santo Domingo y que, en este contexto, volvamos a disfrutar la obra de Edouard Duval-Carrié. Mientras tanto, visitemos “La Traversée” en la Alianza Francesa, donde permanecerá unos días más.