En la senda del adulto mayor

En la senda del adulto mayor

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Apartado de la vida productiva desde hace unos ocho años me he dedicado en esta etapa de mi vida a compartir con mi familia, en especial con mi esposa Gladys, quien afectada de alzhéimer desde el 2020, he vivido la etapa de como una enfermedad va destruyendo y disminuyendo por completo lo que era una vida útil al entorno familiar y comunitario.

Solo quedan los recuerdos de una comunidad de amor y compañerismo compartido para vivir el crecimiento de los hijos y su profesionalización y, para mi orgullo, siendo destacados en sus esferas de acción.

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Mi primer trabajo como profesional en 1961 fue mi designación como ingeniero de campo para la construcción del proyecto hidroeléctrico de río Las Damas, en Puerto Escondido, Duvergé, provincia Independencia. Compartí con valiosos seres humanos, varios profesionales, desde colocar un “tránsito” en posición hasta llevar a cabo mediciones más precisas y ver ante mis ojos el avance diario de la obra con la peculiaridad de que tenía una apreciable diferencia de altura al final del canal de alimentación a la casa de máquinas, hasta la entrada a la turbina de generación colocada a 320 metros más abajo con el fin de generar unos 8,200 kilos en la hora pico y era una energía segura y barata.

La empresa Cocimar llevó a cabo una gran labor de ingeniería y el personal de la CDE contribuyó con sus asesores, la Jackson and Moreland, a un final exitoso del proyecto. 60 años después continúa la turbina en operación aportando un escaso potencial del original. Fue un orgullo para los técnicos dominicanos involucrados en la ejecución del proyecto.

Con la revolución de abril de 1965, mi actividad profesional se alteró. Dejé de ser coordinador de la primera etapa del acueducto Haina, Santo Domingo. Me vi envuelto de lleno en la ejecución del mismo. Entonces, desarrollé un relación profesional excelente con la Brown and Root, lo cual me permitió relacionarme y obtuve el cargo de superintendente de edificios y patios de la Falconbridge Dominicana para la construcción de su planta metalúrgica en Loma de La Peguera en Bonao. Desde 1967 hasta octubre de 1987 mi familia creció en Bonao y mis hijos se graduaron en un excelente centro educacional.

El azote del huracán David y la tormenta Federico en septiembre de 1979 hizo que la empresa donde trabajaba con apenas semanas de haber sido nombrado asistente ejecutivo del gerente general, fui designado para coordinar la asistencia a la comunidad de Bonao y sus alrededores, para hacerle frente a los daños de las tormentas y así organizamos con valiosos compañeros la distribución de alimentos y medicinas en los dos refugios que habilitamos, donde decenas de familias con sus casas destruidas encontraron un alivio a sus penurias. Además coordinamos un plan de asistencia técnica para reparar carreteras y caminos y líneas eléctricas. La gerencia de la Falconbridge me había designado como coordinador de esos trabajos, lo cual contribuyó que a escasos días después del paso de las tormentas ya se había restablecido el tránsito por la carretera Duarte y Bonao y La Vega disfrutaban de energía eléctrica.

Desde 1967 pude desarrollar mi adicción a embarrar cuartillas para los diarios nacionales, y así las páginas del Listín Diario, Ultima Hora, La Información y HOY han sido depositarios de unos 6,500 artículos escritos en los pasados 58 años. Desde 1983 escribo solo para el HOY

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