Es justo reconocerlo, el Gobierno de Luis Abinader, como ningún otro en nuestra historia contemporánea, ha enfrentado y superado con notas sobresalientes dos choques externos y uno interno, los tres con enorme costo humano y económico para el país. Los externos: problemas del coronavirus, para algunos historiadores con muertes a nivel mundial que superó las del virus español de 1919; brutal inflación mundial y guerras Rusia-Ucrania y Hamas-Israel.
El choque interno, pérdidas de vida humana y económica que todavía se cuantifican, provocados por sequías, incendios forestales e inundaciones extremas durante el año, tampoco sin paralelismo en nuestra historia contemporánea por la intensidad, duración y porque se produjeron sin pausa uno a continuación del otro.
El pasado viernes, el Banco Central nos trajo la buena noticia de que en octubre la economía se había situado 3.6% por encima de su valor doce meses atrás, la tasa más alta del año, lo cual implica que continúa resistiendo el impacto negativo de los inesperados choques externos e internos.
Lo que no ha sido espontáneo, la realidad es que tiene tres explicaciones que deben analizarse en conjunto. Primero, las facilidades de liquidez extraordinarias con títulos en garantía implementadas por el Banco Central y Junta Monetaria. Durante el año y con cargo al programa, se han desembolsado préstamos a sectores productivos y hogares por el monto de RD$158,000 millones, a tasas de interés no mayor a 9% anual.
Segundo, reducción de 125 puntos en la tasa de política monetaria que a su vez propicio descuento aproximado de 200 puntos básicos en la tasa de interés promedio ponderada del sector financiero. Y tercero, el gobierno acelero el gasto de capital, además de socorrer a familias y sectores productivos que sufrieron pérdidas como consecuencia de las inundaciones.
Tambien por los fuertes efectos favorables de las mencionadas medidas monetarias y fiscal, este año se cumplirá el pronóstico de crecimiento alrededor de 3% del PIB real, tendencia ascendente que se mantendrá hasta alcanzar el ritmo potencial (alrededor de 5%) en 2024, como lo han pronosticado el Banco Central, Fondo Monetario Internacional y firmas calificadoras de crédito.
Es necesario señalar que el relanzamiento de la economía con empleos productivos se debe, además de los mencionados efectos favorables de las medidas fiscal y monetaria, al apoyo de agentes económicos, repitieron el comportamiento de 2021. Recordemos, gracias a las oportunas medidas monetarias, aceleración del gasto de capital por parte del Gobierno y firme apoyo de los agentes económicos, en 2021 el PIB real creció 12.3%, es decir, en menos de un año la economía recuperó, no solo el 100% del producto que perdió en 2020, sino que el PIB real en 2021supero en 4.7 % el del 2019, reflejando reactivación real de la economía en lugar de rebote estadístico, contrario a lo que sucedió en muchas economías de la región, donde los niveles de actividad económica no superaron los que existían previos a la pandemia como en su momento lo documentaron el FMI y Banco Mundial.
Y contrario a lo que dirigentes de la oposición política repitieron durante meses, hasta que el FMI contradijo su discurso al confirmar que en 2022 el PIB real había superado, no en 4.7%, sino en un porcentaje mayor, en 5%, el de 2019.