Por: Onorio Montás
El sector capitalino donde confluían clase alta, media y baja, pero existía una convivencia casi familiar entre la mayoría de los habitantes y principalmente entre los jóvenes y adolescentes del Ensanche Padre Las Casas, Gascue, La Primavera, los ensanches Independencia y Lugo y la Ciudad Universitaria.
Había una barrera simbólica que era la avenida San Martín y la José Dolores Alfonseca (hoy 30 de Marzo) dividida por la avenida Braulio Álvarez, que terminaba en La Filantrópica o hasta “La Incineradora”. En la parte trasera del Aeropuerto General Andrews, que se extendía desde la importante avenida San Martín hasta la avenida Fabre Geffrard estaban además las instalaciones de la base aérea de la Aviación Militar Dominicana en lo que se llamaba avenida Presidente Ríos, que desapareció al empalmarse y convertirse en avenida Leopoldo Navarro hasta la avenida Simón Bolívar.
Los Caamaño Deñó
En una de las grandes residencias que adornaban los sectores que mencionamos estaba la del teniente general Fausto Emigdio Caamaño Medina y Eneroliza Deñó Chapman, quienes procrearona seis varones y una hembra, de los cuales tres eran amigos de mis hermanos, los más jóvenes Francis, Sigfrido y Emerson, pues jugaban pelota en “Play del Tesoro” (lo que es hoy el edificio de la Contraloría General de la República y parte de El Huacal) o en el “Oratorio Don Bosco”.
Pero en 1957, dos años después de inaugurarse la “Feria de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre”, sucedió un hecho que conmovió a un gran sector de la sociedad capitaleña. Leónidas Emerson Caamaño Deñó, hermano de Francis Caamaño, se suicidaba de un disparo en la cabeza. Hubo una gran confusión, su familia decía que estaba jugando solo a la “Ruleta Rusa”, que “estaba probando o jugando con un arma”, pero nadie creía esas versiones.
Una fatal coincidencia
Hay varias versiones que conectan dos episodios. La desaparición de Flavio Rafael Jiménez Pérez, un joven alumno del maestro Yoryi Morel que había sido enviado a estudiar derecho a la Universidad de Santo Domingo, y que coincidió con José Abigail Cruz Infante, Leónidas Emerson Caamaño Deñó y un gran amigo de Santiago Napoleón Santaella. Flavio desapareció misteriosamente a pesar de ser hijo de una persona vinculada al régimen de Trujillo, Miguel Ángel Jiménez (Cuchico), quien era supervisor de Educación de la zona Norte del país.
Una de las versiones sobre el suicidio de Emerson Leónidas que circuló discretamente fue la de que este hecho ocurrió porque habían embarrado un busto de Trujillo. Otra versión sobre la desaparición de Flavio Rafael señala que él había salido caminando del “Típico Najayo” en la Feria y al pasar frente al Banco Agrícola en el Malecón donde había un busto de Trujillo custodiado por un soldado, comenzó a vociferar con ira contra el tirano.
Fausto Caamaño más adelante interrogó a su hijo Emerson e involucrando a los dos en actividades contra el régimen, este le advirtió a su padre: “si le pasa algo a Flavio me pasará a mí también”. Luego de enterarse de la desaparición de su amigo, tomó la decisión de suicidarse.
Nene, Nonino, Cuchico y Cuchuflay
En 1960, al suceder Joaquín Balaguer a Héctor Bienvenido Trujillo Molina en la Presidencia, tratando “El Jefe” de disfrazar la dictadura tras el atentado contra el presidente venezolano, Rómulo Betancourt, y las sanciones impuestas a su régimen tiránico y al crear su gabinete nombró a su amigo de infancia Miguel Ángel (Cuchico) Jiménez secretario de Estado de Educación, a quien le unía gran amistad junto a sus otros tres hermanos: Nene, Nonino y Cuchuflay.
Desde luego se mudó a Ciudad Trujillo alquilando una gran residencia en las cercanías del Palacio Nacional, que era propiedad de Elsa Bermúdez, una de las amantes del dictador, oriunda de San Pedro de Macorís. Con esta procreó dos hijas: Elsa Julia y Bernardette. “Trujillo, un hombre mujeriego y con una potencia sexual extraordinaria”, engendró diez hijos, pero a partir del 28 de septiembre de 1935, todo cambió para el todopoderoso Rafael L. Trujillo Molina, pues el Generalísimo se casó en la residencia del vicepresidente de la República, Lic. Jacinto B. Peynado,con María de los Ángeles Martínez Alba (La Españolita o la Blanca), la que había sido su amante y madre de su primer hijo, ya Ramfis tenía un año de edad. Según el español Jesús de Galíndez, Ramfis era hijo legítimo del cubano Rafael Dominici.
“La Blanca” como le decía el jefe, era una mujer “de armas a tomar” y al parecer era a la única persona a quien él le temía. Decidió enviar a Miami a dos de sus amantes, Yolanda Lina Lovatón Pittaluga, una bella mujer exreina de belleza, con quien procreó dos hijos: Yolanda y Rafael Trujillo Lovatón. Lina y Elsa Bermúdez “pusieron pies en polvorosa”, evitando la furia de “La Españolita”.
Esta residencia estaba situada en la calle Galván esquina avenida México, frente a la casa de Jhonny Morales, un popular y destacado promotor de Ron Bermúdez en la década de los años 70.
Casa de Elsa Bermúdez
Miguel Ángel Jiménez Pérez (Cuchiquín), el hijo menor del secretario de Educación, desde el momento que llegó a la Capital junto a sus hermanos José Miguel, Miriam y Amparín, se acercó a nuestra casa en la calle San Juan Bosco, a pesar de que en nuestro barrio vivíamos muchos jóvenes como Mac y Jesús Cordero, Momón Schomborg, Severito Mejía, Sixto e Ignacio Caro (de los Caro prietos), Freddy Infante Medrano, Abdón Senén (Chito) y Alejandro Altagracia (Jando) Paz Mena, los 5 hermanos Valdez Albizu, Pipe Cartagena, Netico Rodríguez, Willy Lozano, Tony y Ricardo Lebrón. Cuchiquín prefería ir a mi casa, donde no lo rechazaban por ser hijo de un trujillista. Llegaba a mi casa, aunque era subiendo dos cuadras caminando, en el auto de su papá Cuchico, placa #8 de secretario de Estado de Educación a “allantar” a una linda adolescente del barrio llamada Mayra Montero, que vivía en la casa #39 de nuestra calle, pero Cuchiquín estaba perdidamente enamorado de ella “flechado por Cupido” y no encontraba forma de cortejarla. Al final, el “turco” Maky de Peña Taktuc le “serruchó el palo” con su pretendida novia.