¿En qué estamos? Versiones que niegan control fronterizo. Acogerse a las trompetas de “triunfo” que el Gobierno hace sonar describiendo como efectivos los impedimentos a la inmigración ilegal desde el oeste de la isla, que dice complementar con repatriaciones regulares de los viajeros que logran infiltrarse, sería ceñirse a una sola campana sin llenar el requisito de contrastar fuentes para llegar a la verdad.
Dajabón, dicho por sus autoridades municipales, crece a gran velocidad poblacionalmente, junto a toda la Línea Noroeste, por una indetenible incursión de haitianos, vistos por todos sitios.
Y cuando es por tales predios de la mayor proximidad a la vecina república que la presencia foránea causa alarma, no es difícil suponer que se estaría tratando de un extraordinario flujo extra nacional que sin filtro arriba teniendo como nortes los mercados laborales de la construcción, el turismo, las recolecciones de cosechas etc. en la amplitud territorial dominicana.
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Tratándose de estar a la vera de una nación en desbandada que por su sigilosa forma de exportarse multitudinariamente ya preocupa y obliga a tomar medidas en otros estados del continente, República Dominicana no puede dejar de ser por ahora, el más codiciado y alcanzable lugar para dejar atrás la desgracia.
Tampoco puede, desde su realidad social, económica, de desempleo y derechos soberanos, dejarse sobrepasar en su capacidad de integrar a ciudadanos de otros países a presionar caóticamente sus recursos y orden interno.