Por: Juan Carlos Mieses
Entre las múltiples virtudes de mi amigo Antoliano Peralta, aprecio particularmente su sentido común y su mesura, lo que es justo y oportuno señalar en estos tiempos en los que sandeces y falsedades son promovidas al dudoso rango de «posverdades» en un exagerado afán de relativismo que parece inspirado en algunos desengañados versos de Campoamor. Lo que a mi entender solo logra quitarle valor a la verdad y defecto a la mentira, además de facilitar a cínicos y desavisados otra frívola herramienta retórica.
Así que ante la honrosa propuesta de este amigo -aquien estimo y respeto- de escribir el prefacio para la segunda edición de un libro de su autoría, acepté de inmediato con entusiasmo antes de preguntar de cual libro se trataba. Cuando vi el título, Precisiones jurídicas y otros temas me pregunté, algo desconcertado, qué podría yo -un poeta deslumbrado más por la ambigüedad de las palabras que, por sus exactas denotaciones, más por las sugerencias del silencio que por las afirmaciones de las certezas, y seducido más por la duda que por las verdades aparentes u oficiales- aportar de utilidad o de pertinencia a una obra dedicada a aclarar «precisiones» en un ámbito tan especializado como el jurídico, en el cual soy incompetente.
Por suerte para mí, la segunda línea del título » …y otros temas» me aportó cierta esperanza. En esta parte de la obra, me dije, Antoliano, probablemente diserte sobre algo que yo pueda entender y comentar, si no con maestría al menos con alguna propiedad.
Mi primera y más evidente tarea era leer el libro… Y al Hacerlo, todas mis inseguridades se esfumaron desde las primeras páginas, pues los artículos que componen esta colección representan un reflejo fiel de la amena personalidad y el carácter sensato y reflexivo que tanto aprecio en el autor. Las virtudes a las que he aludido al inicio de estas palabras se reflejan en esta ecléctica colección de artículos, en los que Antoliano Peralta Romero reflexiona en torno a diversos temas de actualidad y lo hace con la vocación de un maestro preocupado ante todo por hacerse entender, no por demostrar su sapiencia.
Ramón Constanza, en el prefacio de la primera edición de esta obra, nos presenta una excelente descripción de las Precisiones jurídicas y otros temas y como no creo poder decirlo mejor que el acucioso y exigente lingüista dominicano, me complace citarlo: “…este libro no sólo consta de leyes, códigos, artículos, normas y todo un conjunto de términos especializados que constituyen un galimatías para cualquier mortal no iniciado en la terminología legal, sino de agradables relatos sobre
hechos e individuos de la geografía local de los cuales ni nos enteraríamos, de no ser por esa característica especial que tiene Antoliano de, aparte de leer mucho, observar todo lo que se mueve a su alrededor, analizar conductas y escudriñar en los comportamientos, gestos y actitudes de aquellos con quienes interactúa, lo que le permite hacerse una idea cabal de sus flaquezas y puntos fuertes, de sus creencias, pareceres y mitos…”
Creo que tiene razón el lingüista Constanza; y es que Antoliano Peralta, además de su formación académica, sus éxitos profesionales y su erudición, es, ante todo, un hombre razonable 12 Antoliano Peralta Romero y como tal tiende a considerar los hechos, conflictos, ideas y situaciones con serenidad y a dilucidar las complejidades con tranquila elegancia sin fanatismos aviesos, sin argumentos falaciosos, sin la fatuidad ni el narcisismo tan a la moda en nues tros días, logrando así, de una manera admirable, explicar con desenvoltura y sencillez temas complicados. Y eso, además de ser un gran mérito es también un hermoso ejemplo de sensata reflexión; digno de ser imitado por todos nosotros.
Finalmente, me place declarar que resulta refrescante tener la oportunidad de leer las opiniones y las «precisiones» de un hombre culto que no cae en la presunción, serio sin despreciar el humor, preciso sin ser aburrido y seguro de sus opiniones sin pretender poseer la verdad absoluta.