Villa Juana ha cambiado. Las calles que antes eran transitables ahora están ocupadas por vehículos, basura y talleres, lo que ha hecho que muchos vecinos piensen dos veces incluso hasta para ir a la iglesia.
Esta es la realidad que enfrenta la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús, ubicada en la calle Mauricio Báez, que sigue luchando por mantener su misión en una comunidad que se transforma a pasos agigantados.

Los retos de la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús
«El primer reto es que Villa Juana no ha cambiado de lugar, pero ha cambiado de de estatus», reflexiona el padre Francisco «Pancho» Batista en una entrevista con periodistas del Hoy Digital para la serie especial Hoy en tu barrio.
Antes, los talleres eran minoría; ahora, han tomado las calles. «Aquí se mueve más dinero que antes, pero impacta en otro sentido, hay menos movilidad humana porque no hay dónde parquear, se ha llenado de carros, tanto el que viene a trabajar de fuera, como el que vive aquí, no sabe dónde parquear, porque las calles están llenas de talleres, entonces los talleres trabajan en las calles, la mayoría. Entonces eso cambia la mentalidad», dice el clérigo.
La realidad es que la iglesia ha visto una disminución en la asistencia de feligreses, especialmente los mayores, quienes enfrentan obstáculos físicos y de seguridad. «La gente mayor no tiene la misma facilidad y las calles tienen dificultades para ponerles rampas, eso limita. No es aconsejable que una persona mayor venga al barrio, tiene que quedarse en su casa, porque corre el riesgo de caídas», razonó el religioso.
Pero más allá de la dificultad de acceso, hay otro problema: el miedo. “No quieren venir porque hay delincuencia callejera. Puede venir un ladrón de cualquier sitio”, agrega.
Sin embargo, este recinto se mantiene al pie del combate: “La iglesia tiene una misión: las dificultades no son las que limitan, son retos que hay que enfrentar. Es la imitación de Jesucristo”, afirma el padre Pancho.
El ruido y la basura: otras batallas por librar en Villa Juana

Otro de los problemas que enfrenta la comunidad es el ruido. «Del problema de la contaminación sónica vive mucha gente, aunque le explote el oído a todo el mundo», denuncia el padre Pancho.
En ese sentido, el religioso sugiere que, para que todo quede en armonía, todo el que quiera poner un negocio «debe de ser de puertas cerradas» para que el zumbido no le moleste a nadie.
La basura es otro desafío. Con los talleres mecánicos ocupando las calles y dejando la limpieza a un segundo plano.
«La misma realidad de la basura, un taller no limpia hasta que no se va, y cuando se va, de noche, no limpia porque ya es de noche», señaló Pancho.
Villa Juana envejece, los jóvenes se van

El sacerdote también advierte sobre otro fenómeno que impacta a la comunidad: la migración de los jóvenes que logran progresar y que desisten de las dificultades y el estrés de buscar un parqueo cercano a la parroquia de Villa Juana.
«El barrio se ha envejecido porque han quedado mucha gente mayores, y mucha gente joven progresa y se va, vienen por tradición a su iglesia, pero todo el que progresa en una situación como en la que estamos, que no hay donde parquear, ¿qué hace?, se va, porque yo busco un lugar que me sienta mejor que aquí», comenta el padre Pancho.
En Villa Juana, la iglesia va donde la gente no puede llegar
Ante las dificultades de movilidad, la parroquia ha implementado un modelo de misas y actividades en los sectores, llevando la iglesia hasta los hogares.
«Hay otro sistema de la vida pastoral, la parroquia va al sector, las celebraciones sectoriales, porque la iglesia es sabia. Las comunidades y los sectores celebran en su sector, así, el que no puede venir, la iglesia va a su casa. Se organizan para que las gente puedan participar, especialmente los mayores y también otra gente que no está motivada, porque hay que cruzar calles, hay mucho ruido, hay mucho peligro. No quieren venir porque hay delincuencia callejera, puede venir un ladrón de cualquier sitio», explica el padre Pancho.

Pero su labor no se queda solo en la evangelización. Fiel a la misión salesiana de trabajar con la juventud en ambientes populares, la parroquia mantiene el Centro Juvenil Sagrado Corazón de Jesús, un espacio de formación y recreación donde los sábados en la noche se reúnen jóvenes en grupos ecológicos y artísticos.
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Además, el Club Dosa, una iniciativa deportiva de la parroquia, ofrece a los jóvenes una alternativa ante la delincuencia y las malas influencias. “Tenemos un oratorio, un centro juvenil y el Club Dosa, donde se acogen cientos de jóvenes a través del deporte”, destaca el sacerdote.
Pascuas juveniles y otras actividades de formación

A pesar de los desafíos, la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús sigue siendo un pilar en Villa Juana. La pandemia del COVID-19 paralizó muchas de sus actividades, pero poco a poco han ido retomando proyectos emblemáticos, como las Pascuas Juveniles y otros encuentros formativos.
«La misión de los salesianos es trabajar en la juventud en los ambientes populares, dándoles educación, formación, acompañándolos en sus procesos”, comentó el Padre Pancho, señalando que también están retornando las Pascuas de Adolescentes, el oratorio juvenil y otros proyectos que involucran «a los no tan jóvenes».
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