Síntoma principal. Un dolor intenso en la pantorrilla al caminar
La enfermedad arterial periférica (EAP) es un problema circulatorio frecuente en el que las arterias se estrechan y se reduce el flujo sanguíneo que pasa por ellas. Los síntomas de esta enfermedad ocurren porque las piernas, que suelen ser el área más afectada, no reciben un flujo sanguíneo suficiente para satisfacer la demanda.
La prevalencia de esta patología aumenta con la edad, por lo que la mayoría de los pacientes con síntomas son mayores de 60 años, pero también existen otros factores que predisponen su aparición en edades más tempranas como son el tabaquismo, la obesidad, el sedentarismo y enfermedades como la diabetes y la hipertensión arterial.
El síntoma principal es un dolor intenso en la pantorrilla cuando el paciente está caminando o haciendo ejercicios; el paciente tiene que detenerse por el dolor y luego de unos minutos de reposo puede reiniciar la marcha.
Este fenómeno lo llamamos ¨Claudicación Intermitente¨ y ocurre porque con el esfuerzo el músculo demanda mas oxígeno (este se transporta por la sangre) y si tenemos una estrechez u obstrucción en la arteria que lleva la sangre, el músculo se queda sin la cantidad indispensable para nutrir su necesidad.
Cuando el paciente presenta dolor de reposo se considera una isquemia crítica e implica la necesidad de tratamiento de revascularización precoz, por el elevado riesgo de pérdida de la extremidad.
Como mencionamos antes, las extremidades inferiores suelen ser las más afectadas, pero es habitual la coexistencia con enfermedad vascular en otras localizaciones, como por ejemplo en grandes vasos como la aorta y también en arterias de alto flujo como las carótidas, que son las que llevan la sangre al cerebro.
Es por esto que el diagnóstico precoz es importante para poder mejorar la calidad de vida del paciente y reducir el riesgo de eventos secundarios mayores, como el infarto agudo de miocardio (IAM) o el ictus.
Para poder iniciar el tratamiento precoz, lo más importante es la sospecha clínica basándonos en los síntomas que presente el paciente; una vez sospechamos el mejor test no invasivo para diagnosticar la presencia de enfermedad arterial periférica es el índice tobillo-brazo que, además, tiene valor pronóstico para la extremidad afectada y para el desarrollo de IAM durante el seguimiento.
La causa más común es la aterosclerosis (acumulación de placa en el interior de las paredes de las arterias).
La placa reduce la cantidad de sangre que fluye a las extremidades, el oxígeno y los nutrientes disponibles para los tejidos. Pueden formarse coágulos en las paredes de la arteria, lo que reduce aún más el tamaño interno del vaso y podría obstruir arterias principales.
Otras causas incluyen traumatismos en los brazos o en las piernas, irregularidades en la anatomía de los músculos o ligamentos e infecciones.
Cuando se afectan las arterias de los brazos suele ser por anomalías anatómicas de los músculos del torax o del cuello que estrechan los vasos sanguíneos. Generalmente, las personas con enfermedad coronaria también padecen de enfermedad vascular periférica.
¿Cuales son los síntomas que me tienen que hacer sospechar de una enfermedad arterial periférica? Muchas personas son asintomáticas, pero para los que los presentan lo más común es que el primer síntoma sea la claudicación intermitente. Este síntoma puede ir desde una leve molestia en la pantorrilla hasta un fuerte dolor que los pacientes describen como si fueran mordidos por un perro en esa área.
Lo más característico es que cuando el paciente deja de caminar sienta alivio. Por eso se le conoce como “Síndrome del escaparate o vitrina”.
Una vez que el paciente llega a la consulta vascular con estos síntomas los cirujanos vasculares tenemos varias escalas clínicas que se basan en la distancia que el paciente puede caminar antes de sentir el dolor y con esto podemos estimar la gravedad o evolución de la enfermedad.
Otros síntomas de la EAP pueden incluir cambios en la piel, como frialdad, debilidad y fragilidad; disminución o ausencia de las pulsaciones; pérdida del vello en las piernas; adormecimiento, debilidad o pesadez en los músculos y palidez al elevar las piernas.
En los casos de obstrucción proximal, el paciente también puede presentar dolor a nivel de los glúteos y/o impotencia sexual. Y en los casos más graves pueden presentar heridas que no cicatrizan, necrosis o gangrena.
Los síntomas de la enfermedad arterial periférica pueden asemejarse a los de otros trastornos. Por eso es muy importante siempre consultar a su médico para obtener un diagnóstico.