En estos momentos a nivel internacional se viven tensos momentos, todavía no con el nivel de tensión de la Guerra Fría a mitad del siglo XX, pero la visita de la presidenta de Taiwán a América Latina y las acciones de los Estados Unidos han provocado la ira de China, que considera que la República de China les pertenece. Los analistas de todo el mundo han empezado a interpretar los hechos, basados básicamente en suposiciones. Sumado a esta tensión de la rencilla USA-China, sigue la Guerra de Ucrania con una Rusia cada vez más enérgica y amenazante; mientras tanto la OTAN sigue los hechos de cerca, sin atreverse a intervenir directamente. En este Encuentro solo se abordará el tema entre los que se llaman propietarios por derecho de Occidente y los nuevos dueños de Oriente, con fuerte presencia en el área de influencia de los Estados Unidos.
Un poco de historia. Todo se remonta a 1949 con el dramático final de la Guerra Civil. Las fuerzas de Mao Zedong completaron su conquista del continente, obligando a los republicanos bajo el mando de Chiang Kai-shek a evacuar a la isla de Formosa, mejor conocida como Taiwán, ubicada frente a la costa de China.
Allí se constituye formalmente la República de China. El Partido Comunista Chino, por otro lado, estableció la República Popular China. Estableció su capital en la ciudad imperial de Beijing.
Desde el primer momento, y una vez declarada la “Guerra Fría” (paradójico nombre porque la tensión era muy caliente), la pequeña y nueva república china se alió a Occidente, encontrando el apoyo total de Estados Unidos y todos sus aliados. Años más tarde, sin embargo, en 1979, sin embargo, el presidente Jimmy Carter reconoció a la República Popular China como la «única» China. Un revés para el Gobierno de la isla de Formosa, a pesar de que Estados Unidos mantuvo las relaciones diplomáticas y no disminuyó su ayuda.
Es cierto que Estados Unidos tiene importantes intereses en Taiwán, pero el verdadero interés norteamericano es estratégico. Si la República Popular China ganara Taiwán, tendría un trampolín sin obstáculos hacia el Océano Pacífico. “Situada a 120 kilómetros de la costa continental china, Taiwán limita la salida del gigante asiático al Pacífico. Forma parte de la llamada primera cadena de islas, como también Japón, Corea del Sur y Filipinas, todos ellos aliados de Estados Unidos. En caso de conseguir el control, China avanzaría posiciones hacia el este y, desde Washington, se teme la amenaza directa que esto supondría para sus bases militares en las islas de Guam y Hawái.” (¿Por qué Taiwán es tan importante para Estados Unidos?).
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Mientras China estaba sumida en sus crisis interna, no representaba un problema para Estados Unidos. Todo cambió a partir de los 90, cuando salió de su crisis económica profunda y luego logró un crecimiento sostenido más alto que los países de Europa. El crecimiento económico le abrió las puertas para una política exterior agresiva logrando en poco tiempo que la mayoría de los países de América Latina, por ejemplo, rompieran sus relaciones diplomáticas con Taiwán y formalizaran sus lazos con la China Popular. “La mayoría de los países que conforman la red diplomática taiwanesa se encuentran en América Latina y el Caribe, entre ellos Paraguay, Guatemala y Haití. Otros cuatro aliados de Taiwán son naciones insulares del sudeste asiático: Nauru, Palaos, Tuvalu y las Islas Marshall. La lista se completa con el Reino de Eswatini, situado en África, y el Estado de la Ciudad del Vaticano, en Europa”. (¿Qué países mantienen relaciones diplomáticas con Taiwán? | Statista).
El discurso de Taiwán es ambivalente. Así lo demuestran los datos. China es, por ejemplo, el socio comercial más importante de Taiwán, tanto así, que más del 42% de las exportaciones taiwanesas van a China. Y el 22% de las importaciones del pequeño país proviene de China. Se calcula que para el año 2020 se intercambiaron bienes y servicios por un valor de 166 mil millones de dólares entre los dos países.
Otro dato importante. El capital taiwanés es uno de los más importantes como inversores en el continente, es decir, en China Popular. “Según el Gobierno de Taipéi, entre 1991 y finales de mayo de 2021, las empresas taiwanesas invirtieron alrededor de 194.000 millones de dólares en un total de 44.577 proyectos chinos”. (¿Cuánto depende Taiwán de China? | El Mundo | DW | 07.08.2022).
Ante esa realidad, me pregunto ¿por qué la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, ha radicalizado su posición, acercándose a Estados Unidos, provocando la ira del Gobierno de la China continental? ¿Qué está buscando Taiwán? ¿Qué está buscando Estados Unidos? China Popular no va a ceder en su visión de que la República China es parte de su territorio.
El problema es más complejo todavía. Si nos vamos a Estados Unidos, su situación no es la mejor con respecto a China. Según la Revista Forbes de México, la “deuda de Estados Unidos con China es de 1 mil 59 billones de dólares, a partir de febrero de 2017. Eso es 27.8% de los 3.8 billones de dólares en letras del Tesoro, notas y bonos en poder de países extranjeros. El resto de la deuda nacional de 19.9 billones de dólares es propiedad del pueblo estadounidense o del propio Gobierno de los Estados Unidos”. (¿Cuánto en realidad debe Estados Unidos a China? (forbes.com.mx)).
Como puede observarse, la realidad en la geopolítica no es aritmética, es un complejo entramado que tiene muchas aristas. No tengo respuestas a ninguna de las preguntas. Solo analizo los hechos y observo con atención los movimientos de las partes en juego. Ya no estamos en la mitad del siglo XX, en el momento más álgido de la “Guerra Fría”. Hoy día el capitalismo es mundial, con diferentes sistemas de Gobiernos, y el juego de intereses económicos está por encima de todos. Sigamos atentos al problema. Nos vemos en la próxima.