Las inversiones de los fondos de pensiones debieran estar mejor compartidas con otros destinos, como pudieran ser las inversiones en infraestructura
En la actualidad, más del 80 por ciento de las inversiones de los fondos de pensiones están colocados en bonos del Estado, repartidos entre el Banco Central y Hacienda.
O sea, en los fondos de pensiones el Estado ha encontrado una fuente importante y relativamente fácil para financiar sus déficits.
Y no ha sido un mal negocio para los fondos de pensiones, que han obtenido de manera relativamente fácil una buena rentabilidad (en promedio supera el 10%) y el pago de intereses se ha estado cumpliendo religiosamente.
Pero el país debiera replantearse, y de hecho parece que así comienza a comprenderlo, si conviene mantener ese nivel tan alto de concentración de las inversiones de los fondos de pensiones en títulos del Estado o si debieran estar mejor compartidas con otros destinos, como pudieran ser las inversiones en infraestructura, tomando en cuenta que las inversiones de esos fondos, como en toda inversión, debe buscar el punto de equilibrio entre rentabilidad y su seguridad o sostenibilidad.
Ya el país ha dado pasos en esa dirección. Los fondos de inversiones han hecho algunas inversiones en proyectos de infraestructura y el país ya cuenta con una Ley de Alianza Público-Privada para apoyar proyectos de este tipo.
Pero es mucho lo que hay por hacer para lograr la combinación de un diseño transparente e incentivos correctos que permitan el establecimiento de contratos adecuados, normativas estables y una regulación clara, que pueden potenciar un marco adecuado para la participación de los fondos de pensiones en proyectos de infraestructura de alta calidad.
Es una necesidad el ajuste que se ha venido produciendo en los gastos dados los limitados ingresos públicos, que obligan a que el esfuerzo de inversión del sector público sea cada vez más compartido con el sector privado.
Son muchos los países de los que se puede aprender, comenzando con Australia, que es el precursor en esta materia.
Incluso, países de América Latina han alcanzado importantes progresos en esta materia, particularmente Chile, Colombia, México y Perú.
Eso le ha permitido, particularmente a Chile, contar con el mejor marco general de Latinoamérica para la atracción de inversión privada en infraestructuras.
El resultado ha sido que Chile ha podido alcanzar la mejor posición competitiva en parte por su mejor dotación de infraestructuras, alcanzando un Índice de la Brecha de Calidad de Infraestructuras (IBICI) de 1,4.
Sería gratificante que República Dominicana haga lo mismo para lograr con éxito destinar parte importante de sus fondos de pensiones a la inversión en infraestructura, pues no es lo mismo concentrar la inversión en títulos del Estado que van a cualquier destino, que asegurar que parte de lo invertido vaya a infraestructura de calidad.