¿Es esa la mejor decisión?

¿Es esa la mejor decisión?

Bonaparte Gautreaux Piñeyro

Es cierto, las elecciones son el mejor modo para escoger el Gobierno de una nación, pero… Es evidente que las elecciones se ganan con dinero, las elecciones se ganan con poder, razones por las cuales las elecciones son relativamente buenas como método para escoger gobernantes.

Estas reflexiones las producen la situación de Haití y la experiencia que tenemos en la isla, en el Caribe, en América y en el mundo, hay elecciones y hay electores, grandes electores.

¿Quién se atreve, aunque sea un arúspice, un adivino de altos vuelos, a asegurar que un proceso electoral serio culminará con la selección del mejor candidato en Haití? El o los candidatos pueden tener las mejores calificaciones, pero ¿cambiará eso la idiosincrasia del pueblo haitiano? ¿Quién sanará las profundas nuevas heridas infligidas a la población haitiana por las cuchumil bandas que asolan ese país? ¿Quién les dará poder, dinero, alimentos, vestidos, seguridad de vida? Dado que son miles los integrantes de las bandas, el caso es como para meditar, antes de actuar.

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¿Cambiará la forma de ser y el modo de hacer de los haitianos porque se realicen elecciones para seleccionar sus mandatarios?

Si se sabe que en Haití no hay instituciones respetadas por el pueblo, no hay autoridad que se impone en la totalidad del territorio nacional, no hay una policía ni un ejército funcionando de manera correcta, ¿Quién y cómo se le pone el cascabel al gato?

Las soluciones para Haití, lo llevo dicho, no son de escritorio, de cajón, no son iguales a las aplicables en otras naciones, ese país está a la deriva, a la desbandada, precisa de una autoridad respaldada por fuerzas armadas integradas por haitianos que se hagan respetar y en ese batiburrillo sepan hallar el hilo preciso en el bollo.

Nadie que se respete puede establecer un padrón real que identifique a uno u otro ciudadano haitiano, puesto que no hay un registro civil donde estén asentados datos tan necesarios e imprescindibles como día, año y lugar de nacimiento y el nombre real de cada persona, entonces ¿usted cree que un dedo entintado resuelve el problema? mete el dedo ahí, que la cotorrita no está y ¡ñau!

¿Acaso se entiende que unas elecciones, con mítines, manifestaciones, recorridos, marchas, y toda la parafernalia relacionada con el evento, cambiará a los haitianos y los convertirá en ciudadanos respetuosos de la ley y cumplidores de las normas de civilización de la noche a la mañana? aití, lo llevo dicho, no Haití. “El vivir solo es soñar; y la experiencia me enseña que el hombre que vive sueña lo que es, hasta despertar” dijo Calderón de la Barca en una obra estrenada en 1635

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