Es de esperarse que esta vez los daños a la economía provocados por la mosca de la fruta sean menores y que el país pueda evitar la pérdida de mercados
Por: Mario Méndez
Cuando aquel innombrable viajero que, tras llegar al Este del país desde un territorio extraño aquel día de un mes del año 2015, decidió comerse la fruta que cargaba y tirar en un espacio óptimo para la vida de un insecto el desperdicio que contenía el huevo que devino en pupa para luego hacerse una mosca de la fruta adulta y reproducirse como los Gremlins, lo hizo sin darse cuenta del año económico que terminaría provocando a la economía dominicana.
El hecho conllevó una importante inversión para establecer los controles de sanidad vegetal para la eliminación del intruso (con los que el país no contaba) y la imposición de una veda en 2015 a la entrada al territorio de Estados Unidos de frutas y vegetales procedentes de la República Dominicana.
Sin incluir cuentas faltantes, las pérdidas para el país provocadas por la presencia del visitante indeseable, se estimaron en 40 millones de dólares, habiéndose además puesto en riesgo 30 mil empleos.
Debieron transcurrir alrededor de dos años de implementación de rigurosos controles sanitarios, con el apoyo del Organismo Internacional Regional de Sanidad Agropecuaria (Oirsa) y el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés), para que el 5 de julio de 2017 el Ministerio de Agricultura, a través de su resolución 2017-11 declarara al territorio nacional libre de la mosca y, consecuentemente, se reabriera el mercado de Estados Unidos, después de haber transcurrido más de 23 semanas sin que se detectaran capturas en ninguno de los estados biológicos del insecto, que es el período para seis ciclos de vida de la plaga.
Pero ahora se anuncia nuevamente la presencia de la mosca, a pesar de los controles preventivos con los que por experiencia debemos tener. Aunque en honor a la verdad, en un país con tanto flujo turístico no es fácil eliminar totalmente nuestra vulnerabilidad.
Se pudiera pensar que la mosca rio de todos al detener su ciclo vital por un largo tiempo, en un comportamiento no propio de su condición de bicho, para evitar reproducirse y no hacer detectable su presencia.
Pero lo que parece más lógico es que estemos ante un nuevo intruso, ante el cual el ministro de Agricultura ha prometido que se actuará de manera implacable.
Por lo que debimos haber aprendido, por la existencia de controles con los que no contábamos cuando se produjo la anterior ingrata visita y por el hecho de que la detección de la mosca se ha producido en una zona donde no se cultivan frutales, es de esperarse que esta vez los daños a la economía sean menores y que el país pueda evitar la pérdida de mercados.
Pero no está demás insistir en que debemos evitar dormirnos en los laurales ante la presencia de tan dañino intruso.