Es muy notorio que en el mundo están sucediendo cosas nunca antes vistas. La legalización del homosexualismo y el lesbianismo, el aumento de la criminalidad, la violencia sin límites, la pérdida de la moral y los valores otrora respetados, los augurios de los inminentes movimientos telúricos que se incrementarán por doquier, el enfriamiento del amor a causa de la maldad, son indicativos irrefutables de que algo diferente está ocurriendo.
Ha llegado el tiempo anunciado en las Escrituras, donde todo está como estuvo en los años de Noé, cuando Dios dijo que le pesó haber creado la humanidad. Todo está exactamente igual.
Con dolor vemos que las personas van y vuelven, compran y venden, se ocupan de sus asuntos, se lamentan, se asombran, de lo que escuchan sucede. Otros, atraviesan las consecuencias de las acciones de esta presente generación, que ha decidido ser independiente de Dios.
No hay conciencia alguna de que algo sucede, de que se está marcando una diferencia, que está a punto de suceder lo que ha sido anunciado tantas veces: La vuelta a la tierra del Señor Jesucristo.
Ante este escenario irreversible, puedes seguir hacia delante, sin pensar en las consecuencias que vendrán a la humanidad por transitar el camino terrenal de espaldas a Dios o puedes detenerte y reflexionar acerca de tu porvenir.
Hay una Palabra que es la verdad. Hay unos preceptos que debes obedecer. Tienes una vida que salvar. Todavía estás a tiempo de escapar. Corre a Jesucristo y a Su Palabra. Sólo así serás librado de las grandes tragedias que sucederán en el futuro no lejano.
Si te consideras cristiano, acércate al Señor, a través de la oración, avócate a conocer Sus estatutos y alinea tu voluntad a la de El.
Si te sabes lejos de tu Creador, empieza a acortar la distancia.