En esta época las personas podrían abrumarse por las múltiples ofertas de dietas que prometen ser las mejores, las ideales. Las escuelas formales de nutrición se apegan a los estudios en nutrición – evidencias científicas- que han sido base para la creación de guías y protocolos con los cuales se debe instruir y educar a las personas.
No obstante la existencia de estas guías, las dietas deben individualizarse. Toda persona es un ente único con su historial personal desde su nacimiento hasta el tiempo presente. Por diversas razones, cada persona responde o reacciona de manera diferente a los alimentos, independientemente de que sean saludables y no procesados.
En general, el éxito de la tolerancia a una alimentación variada comienza desde el vientre de la madre con la alimentación materna, el modo del parto (vaginal o por cesárea), luego con la alimentación del recién nacido, lactante menor y el momento del inicio de la alimentación complementaria y la calidad de la misma en el crecimiento y desarrollo del niño/a.
Es bien conocido que en el escenario ideal – el parto vaginal, lactancia materna exclusiva hasta al menos los seis meses de vida, inicio de alimentación complementaria apegada a las recomendadas por las guías, las personas deberían poder tener una dieta variada, con buena tolerancia a la misma. Cuando esto no sucede, puede deberse a múltiples causas.
Cualquier alteración de los procesos mencionados anteriormente (parto por cesárea, imposibilidad de alimentar con leche materna, introducción a destiempo o precoz de alimentos que tienen su momento específico para introducirse, automedicación con antibióticos y otros medicamentos) pueden causar estas intolerancias que se manifiestan con síntomas gastro intestinales: flatulencia, distención abdominal, diarreas, constipación, etc. e incluso podría presentar síntomas como dolor de cabeza, dolores articulares, entre otros.
Cuando hablamos de ESCUCHAR NUESTRO CUERPO, si luego de comer un alimento observamos que de repente tenemos flatulencia, gases, cólicos u otro síntoma que relacionamos con haber comido ese alimento, debemos estar atentos a la ingesta futura. Podría ayudar llevar un diario alimentario, anotar la ingesta y la reacción. Intentar eliminar por unos días y volver a introducir el alimento para verificar. Esto puede darnos luz de cómo debe ser nuestra alimentación.
Es importante saber que no es normal sentir constantemente malestar. Observar y estar atentos a nuestro cuerpo. Es posible sentir bienestar y disfrutar nuestra alimentación. Limitar esos alimentos y enfocarnos en una dieta variada, moderada y equilibrada con los alimentos que sí nos hacen sentir bien.
En fin, estar atentos a nuestro cuerpo. Si no logramos encontrar la causa de nuestro malestar, visitar a un experto en nutrición que nos puede ayudar lograr identificar esos alimentos y apoyarnos con un plan alimentario a nuestra medida. Esta columna es la sección educativa de la Sociedad Dominicana de Nutrición Clínica y Metabolismo. Escribe tus preguntas a sodonuclim@gmail.com y nos puedes encontrar en @sodonuclim.