Criticar por criticar. Con esas dos palabras puede resumirse la “estrategia” de una oposición política reactiva que aporta muy poco al debate público y, mucho menos, a la calidad de nuestra democracia, pues se limita a sentarse a esperar que el gobierno diga, haga o deje de hacer para de inmediato empezar a disparar sus cañones sin detenerse a pensar en los fundamentos de sus cuestionamientos.
Con el agravante de que los que hoy ejercen una oposición rabiosa e intransigente gobernaron el país durante veinte años pero se comportan como si lo hubieran olvidado, y es por eso que tienen que quedarse callados, sin menudo para devolver, cuando se les pregunta porqué no resolvieron eso que tanto critican ahora si tuvieron tanto tiempo, y tantos recursos a su disposición, para hacerlo. El alboroto provocado por los partidos de oposición, con el PLD a la cabeza, tras el anuncio del PRM de que solicitará a la embajada de los Estados Unidos que depure a sus precandidatos es un buen ejemplo.
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Según el miembro del Comité Político Rubén Bichara, encargado de asuntos electorales del partido morado, el PLD también solicita a esa sede diplomática, como algo “normal”, la revisión de la lista de sus precandidatos para que sean depurados. “Siempre lo solicitamos para que ellos nos hagan un cruce y lo sometemos a otras instituciones. Pero claro, es una solicitud que se hace para ver si pueden cooperar con nosotros…”.
Ojalá que alguien fuera tan amable, sea o no del PLD, de hacerle llegar las declaraciones de Bichara a su vocero en el Senado Yván Lorenzo y al diputado peledeísta Gustavo Sánchez, que en estos días se han ido de boca criticando el anuncio del PRM, para que esas mismas críticas se las endosen también a su propio partido, que además es reincidente en ese “entreguismo” violatorio de la Constitución de la República.
A lo mejor así logran entender, aunque sea de tan mala manera, porqué se ha dicho siempre que no es conveniente escupir para arriba.