Madrid. La auxiliar de enfermería española que se recuperó de ébola agradeció al personal médico que le salvó la vida y ofreció donar sangre el miércoles para ayudar a otros enfermos.
Pero Teresa Romero fustigó a las autoridades españolas que sacrificaron a su perro, asegurando que “ejecutaron” a su amado Excalibur sin necesidad.
Romero, de 44 años, emitió un comunicado al recibir el alta del Hospital Carlos III de Madrid donde pasó 30 días, principalmente en cuarentena.
Su esposo, Javier Limón, leyó las declaraciones de Romero sobre Excalibur, y dijo que su esposa, que estaba a su lado, estaba demasiado emocionada para hablar sobre la mascota que era como un hijo para ellos.
Las autoridades madrileñas de salud sacrificaron a Excalibur el 8 de octubre porque, dijeron, presentaba un riesgo para la salud pública.
En contraste, el perro de una enfermera estadounidense que se contagió de ébola en Dallas, Texas, fue puesto en cuarentena y luego entregado a su dueña.
Romero, quien dijo sentirse todavía débil, elogió al equipo que la trató, expresó esperanzas de que su recuperación ayude a los médicos a descubrir una cura para el ébola y ofreció donar sangre.
Parte de su tratamiento consistió en recibir plasma de un sobreviviente. “Si mi sangre sirve para curar a la gente, estoy dispuesta a dar hasta la última gota”, aseguró.
Romero estuvo en estado crítico durante una semana y recibió varios tratamientos, pero los médicos no sabían cuál de ellos resultó en última instancia eficaz.
Romero atendió a dos misioneros españoles que murieron de ébola en agosto y septiembre, después de que fueran repatriados desde África occidental.
Posiblemente se contagió al tocar su cara con un guante protector, dijeron los médicos. Pero ella dijo que no “sabía qué anduvo mal o si algo anduvo mal”.
Los médicos señalaron que la auxiliar podrá llevar una vida normal y no supone un riesgo de contagio para los demás.