Es una película envolvente. El título de por sí es una invitación a sentarnos frente a la pantalla de la tv y no despegarnos de la misma hasta tanto saborear el inesperado y abierto final, el cual deja un agridulce sabor en nuestra psiquis.
Nos deja reflexivos. Sobre todo, a quienes desde una óptica un tanto abstraída, andamos por estos mundos del pensamiento, analizando situaciones que en ocasiones hasta nos marcan como seres humanos.
Tiene una duración de una hora y 33 minutos. Es protagonizada por Roma Gasiorowska, encarnando el papel de Nina, una periodista sin muchas ambiciones en su vida, más que la de hacer de su matrimonio un santuario, el cual se ve estropeado por las débiles actuaciones matrimoniales de su esposo Maciek (Wojciech Zielinski), quien a pesar del amor que siente por su pareja, se muestra indiferente hacia esta bella mujer que yace olvidada ante los ojos del hombre al que ella un día le prometió fidelidad.
Sin embargo, esta fidelidad se ve interrumpida cuando la “súper mujer”, se ve arropada por las graves consecuencias de un esposo al que poco les interesan los sentimientos.
A lo largo de la película nos damos cuenta del aburrido mundo en el que se encuentra atrapada, cuyas rejas van desde el trabajo como profesional (periodista), el de esposa y de madre.
Además, tiene que lidiar con la indiferencia (repetimos) de un esposo, el cual lleva su mundo sin importar que esta es un ser humano de carne y hueso, y como tal, no solo merece la atención de su cónyuge, sino que también la misma es prácticamente una desconocida para la toma de decisiones en cuanto al manejo de las actividades de familia se refiere.
Es ahí, cuando de repente y en ausencia del esposo que se va a las montañas a sus prácticas de senderismo, que en su trabajo es contratado un fotógrafo, el cual, adherido a sus tareas profesionales, es nada más y nada menos que Janek (Maciej Musial), ex novio de Nina, quien sorprendida por este casual reencuentro, es cotejada y tratada como una reyna, tal y como lo hacía en sus momentos de juventud, cuando por razones de estudios ambos se tuvieron que separar y tomar rumbos diferentes.
Además de los mencionados actores, intervienen en la misma, Ewa Wencel, Jacek Koman, Magdalena Groszek, Jadwiga Zurawska, Malgorzata Mikolajczak, Karolina Porcari, Marta Król, Wiktoria Krazek y Filip Lipiecki, los cuales hacen de sus interpretaciones unas encarnaciones en unos personajes que por momentos nos convierten en cómplices de todas las escenas que magistralmente son logradas en dicha producción.
De manera pues, que estamos ante una película polaca, la cual debe verse en familia; no en solitario. Es tanto el conocimiento sobre el trato con nuestras parejas que allí nos dan, sobre todo a quienes de manera machistas, piensan que las cuestiones hogareñas solo tienen nombre de mujer, y no se dan cuenta, que la pareja necesita pasión, sexo y armonía…..
También necesita la pareja ese toque de aventura para despertar en ambas partes eso que es tan necesario para mantener encendida la chispa de la unidad, pues cuando estos elementos no se toman en cuenta (no solo por el hombre, sino en ambos) poco a poco se podría ir induciendo la estabilidad de la pareja hacia una indefinición que si no se trabaja con la debida inteligencia emocional, prácticamente hasta la unidad familiar se podría romper.