Rubby Pérez, “la voz más alta del merengue”, se apagó en el escenario de la discoteca Jet Set la madrugada del 8 de abril haciendo lo que amaba: cantar. Pero no solo dejó su música como legado, sino también sus obras humanas, su participación en eventos benéficos y las sonrisas que provocó en miles de personas.
Aunque en sus inicios soñaba con convertirse en beisbolista, un accidente automovilístico truncó esa meta. Sin embargo, esa tragedia lo condujo a su verdadera vocación: la música.
Un gran corazón

Rubby Pérez nunca guardó rencor al conductor que provocó el accidente que cambió su vida.
“Dios te usó para algo, y fue para que mi voz pudiera decir cosas más importantes que un bate. Puedo decir que hay millones de personas que conocen lo que es Rubby Pérez gracias a ese accidente que pasó. Tú fuiste un instrumento que Dios usó para él hacer su propósito, que Dios bendiga a ti y a tu familia”, dijo en una entrevista en El Show de Silvio Mora.
Un legado solidario

En 2005, junto a su hermano, el doctor Micaías Pérez Díaz, ayudó a salvar la vida de un joven accidentado. Años después, se reencontró con él, quien lo considera como un “padre”.
En una entrevista en el programa Una mirada, recordó:
“En la Caonabo con Sarasota ahí hubo un accidente increíble y cuando yo llego veo a Milagritos Holguín, la periodista, y me dice: ‘Rubby hubo un accidente’. Yo salgo corriendo y veo el muchacho y le dije a todo el que estaba ahí que no le ponga la mano, fui, busqué a mi hermano, que es cirujano ortopeda, cuando llegamos, no llegaba la ambulancia, entonces yo le dije: ‘montémoslo en el carro mío’. Salimos para la clínica más cerca que había y mi hermano como médico se hizo cargo de todo”, recordó en el programa Una mirada.
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También señaló: “No se sabía nada de la familia, si llegaban o si no llegaban, yo dije: yo me hago responsable, yo pago lo que sea, pero no lo dejen morir.”
Formación y legado musical

Aunque Rubby Pérez estudió en el Conservatorio Nacional de Música, donde perfeccionó su talento en el piano y la guitarra, desde los cuatro ya años mostraba su agudeza para el canto. Su primera presentación fue en la escuela, interpretando El toro y la luna, canción que aprendió de su madre mientras lavaba ropa.
Su voz adquirió notoriedad cuando comenzó en agrupaciones juveniles como el Coro de la Sociedad de Orientación Juvenil y Los Hijos del Rey.
Su fama creció al unirse a la orquesta de Wilfrido Vargas en los años 80, donde interpretó éxitos como El Africano, Volveré y Las Avispas.
En 1987 inició su carrera como solista. Entre sus temas más conocidos están Buscando tus besos, Dame veneno y Enamorado de ella.
Su álbum Rubby Pérez alcanzó el puesto #15 en la lista Tropical de Billboard, y el sencillo Enamorado de ella llegó al #29 en los Latin Charts. También fue galardonado con Premios Casandra, discos de oro y platino en Venezuela, y Premios Globo por “Mejor canción” y “Álbum del año”.
Más allá de los escenarios, Rubby fue una figura solidaria, participando en múltiples causas benéficas y programas de televisión. Su carrera, que abarcó décadas, lo convirtió en un ícono del merengue dominicano y una inspiración para nuevas generaciones.
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