¿Quien no ha estado sentada en esa sillita, latita o simplemente en el piso, esperando ser peinada, temiendo por esos tirones y apretones, escuchando una y otra vez la frase “El que quiere moño bonito aguanta jalones”?
Pues muchas mujeres cuando fuimos niñas pasamos por esa incómoda experiencia que se repetía varias veces a la semana, a la hora de la escuela o la tarde anterior para prepararnos para la misma.
La realidad es que en ese momento nuestros padres o los responsables de nuestro cabello, no necesariamente sabían que existen mejores formas de cuidar de nuestro pelo, que no involucran para nada la violencia.
Hoy día, como peluquera naturista, puedo contarles que he desenredado cientos de cabelleras a mujeres y hombres que ni se enteran que mis manos pasaron por su cabeza.
He enseñado a madres y padres a lidiar con el cabello de sus pequeños, mostrándoles que esta puede ser una práctica que se disfruta, en vez de volverse un momento incómodo para sus participantes.
¿Y cómo se logra esto? ¡Agregando una dosis de cariño!
La cabeza es una de las zonas más delicadas de nuestro cuerpo a nivel energético, recibimos información que nos llevan a cambiar el estado de ánimo una y otra vez, y eso afecta nuestras emociones a diario, por lo tanto, el toque de la misma no debería ser agresivo ni violento.
El peinar a un ser humano ya sea niño, adulto o anciano, no debe incluir jalones de ningún tipo, no debe ser una experiencia dolorosa, muy por el contrario, cada vez que alguien le peine usted debe sentir relajación, bienestar y paz.
En este mes donde las demostraciones de amor abundan, vamos a tomar el tiempo de hacer de la acción de peinar un acto menos invasivo.
Si tienes niños a quienes peinas a diario, cambia la dinámica, toma un poco más de tiempo y encuentra la manera de que para ellos esta sea una experiencia que estreche lazos en vez de traumar.
Si peinas a la abuela o a tu madre, déjale saber lo feliz que te hace poder tocar su cabello lleno de experiencias y agradece por todas las veces que ella te peinó a ti.
Si nunca has peinado a tu pareja, este puede ser el inicio de una nueva etapa en la relación, de un nuevo acercamiento, donde el contacto gentil y delicado abre la puerta a nuevas experiencias de vida.
En fin, en febrero, peine con cariño y deje que esto se vuelva un hábito en su vida. ¡Feliz mes del amor y la amistad, se les quiere!
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