Después de la masacre en una escuela primaria en Texas, las escuelas en todo el país prometieron ajustar las medidas de seguridad con mayor presencia policial, en parte para que padres y alumnos se sientan más seguros.
Pero la presencia policial, lejos de reducir, aumenta la inquietud que sienten algunos alumnos, en particular los estudiantes negros y de color, ya que sus experiencias personales con la policía los hace sentirse inseguros.
La estudiante de sexto año de secundaria Malika Mobley ha visto a tres agentes de seguridad patrullando su escuela en Raleigh, Carolina del Norte. En una ocasión, al salir de la escuela, vio a los agentes detener a un compañero de clase que estaba visiblemente alterado e introducirlo con violencia en un vehículo policial.
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“Estaba llorando, `¿por qué me hacen esto? Si no hice nada”’, dijo Mobley, copresidenta de la Coalición de Estudiantes Negros del condado de Wake. “Tuve que verlo sin poder hacer nada”.
Desde 2020, el grupo aboga por sacar a la policía de las escuelas e invertir esos fondos en asesores y personal de apoyo a los alumnos. “No consideramos que la presencia policial sea parte de la solución”, dijo Mobley. “Si piensas en por qué la policía no nos da mayor seguridad, puedes hallar conexiones con toda clase de tragedias que afectan a los más marginales entre nosotros”.
La presencia policial es algo permanente en las escuelas desde hace décadas. Muchos de los agentes tienen la función de crear relaciones con los jóvenes para promover la confianza en la policía, brindar seguridad y velar por el acatamiento de las leyes.
Los detractores dicen que la presencia de agentes armados muchas veces significa que se arresta y castiga a los alumnos negros de manera desproporcionada.