Investigadores de la Universidad de Michigan han publicado un informe que revela que la inflación en Estados Unidos habría sido de 10%, no de 7% como fue en 2021, si se incorpora la pérdida de calidad de los productos.
El informe presenta una pérdida de la calidad del 5,2% desde 2018, un porcentaje que creció especialmente a partir de 2020, con la llegada de la pandemia.
Claes Fornell, fundador de ACSI y profesor emérito de administración de empresas en la Universidad de Michigan, indicó a Bloomberg que la caída en la satisfacción es «más pronunciada en los servicios».
Esto se explica principalmente en la pandemia, que aumentó más la «falta de disponibilidad de productos, los problemas de suministro y la escasez de mano de obra».
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En concreto, el informe ACSI apunta a que algunas de las mayores pérdidas de calidad se produjeron en los productos electrónicos de consumo, afectados por problemas en la cadena de suministro; en los hoteles, por la falta de trabajadores, especialmente de limpieza; y en la transmisión de video, por las sobrecargas del sistema ante la avalancha de personas que bajo el confinamiento saturaban las plataformas.
Hay que tener en cuenta que el indicador de sentimiento de la calidad percibida se basa en opiniones personales por lo que es más vago que el análisis de las características específicas asociadas con cada artículo que realiza la Oficina de Estadísticas Laborales.
Incluir la calidad de los productos en la medición de la inflación no es tarea fácil porque se dan diferentes variables.
Puede haber casos en los que el precio de un producto se ha mantenido prácticamente sin cambios pero su calidad ha mejorado (por ejemplo, un ordenador que no varía de precio pero sí incluye los avances tecnológicos).
Aspectos como ése complican incorporar la calidad al cálculo.