Leptospirosis

Leptospirosis

BERNARDO DEFILLÓ
Es una enfermedad de distribución mundial, del tipo zoonosis porque siendo propia de los animales se propaga a los humanos, causada por un microorganismo en forma de espiral llamado espiroqueta del género Leptospira y que produce una inflamación generalizada de los vasos sanguíneos o vasculitis. Fue originalmente descrita por Weil en 1886, siendo visualizado su agente causante en un corte de tejido renal por Stimson en 1907.

La familia de esta espiroqueta comprende dos especies, una nociva para el humano y la otra de vida libre, cuyas partículas o serovares no guardan relación con el cuadro clínico ni la virulencia de los casos, sino que estos dependen de características genéticas en las que se diferencian ocho especies perjudiciales y otras cinco no patógenas. Aunque prevalece a nivel mundial, es más frecuente en zonas tropicales y en áreas urbanas donde existan lluvias abundantes o desborde durante inundaciones, basurales, desarrollo de vectores y deterioro de la calidad del medio ambiente.

Entre las especies animales más afectadas, consideradas los reservorios y la fuente de infección para los humanos, se encuentran los roedores, perros, cerdos, vacas, caballos y ovejas, los que eliminan el germen por la orina contaminando aguas y terrenos, siendo posible aunque no frecuente el contagio directo entre humanos, particularmente de quienes se exponen a los ambientes y aguas contaminados y a las aguas y basurales donde se encuentra la espiroqueta Leptospira.

El microorganismo nocivo penetra en el humano a través de la piel erosionada o de heridas y de mucosas sanas, se difunde rápidamente y al cabo de las siguientes 48 horas aparece en todos los líquidos o humores y órganos o tejidos del cuerpo, con especial localización en riñón, hígado, corazón y músculos esqueléticos. Es resistente a la acción protectora de la sangre normal, no es destruida por los glóbulos blancos y, durante los días 5 a 7 de la enfermedad en los que se inicia su destrucción, desaparece de la sangre e inicia su eliminación por la orina de los pacientes, la que puede durar semanas o meses.

Como enfermedad generalizada, ocasiona una lesión vascular de predominio capilar, el edema y las hemorragias, así como la producción de toxinas y septicemia, de las lesiones graves de las células y de sus membranas, y de la consiguiente reducción del aporte de oxígeno a las mismas o hipoxia. Inmediatamente se forman complejos inmunológicos anormales, liberándose sustancias aglutinantes y destructoras de glóbulos y plaquetas y, durante las fases más avanzadas de este proceso por acción de las llamadas aglutininas específicas, aparecen los compromisos pulmonares, renales, hepáticos, hemorrágicos y la muerte de los afectados.

En ciertos casos la enfermedad aparece sin síntoma alguno y autolimitación en el 85 a 90% de los casos, salvo la aparición de un cuadro febril sin ictericia, pero cuando lo hace en su forma agresiva llamada síndrome de Weil, suelen distinguirse dos fases, en la primera de las cuales se inicia de 5 a 14 días después del contagio, con escalofríos, fiebres elevadas, dolores musculares y de cabeza, así como de las pantorrillas y el abdomen. Con menor frecuencia aparecen náuseas y vómitos, diarreas, postración y disturbios mentales. La congestión de la conjuntiva ocular es característica, lo mismo que la molestia a la luz y el dolor ocular.

Las lesiones de piel son variables entre una erupción roja con pequeñas pápulas y prurito, y las machas o petequias hemorrágicas. Sus manifestaciones clínicas se confunden con las de otras enfermedades que solo el personal de salud puede dilucidar. Esta primera fase de 4 a 9 días de duración termina con desaparición de la fiebre y de los síntomas. La evolución posterior es variable entre la recuperación total entre 3 a 6 semanas después y la reaparición de la fiebre y los síntomas de uno a tres días con nuevas y peores manifestaciones clínicas en músculos, cerebro, ojos, corazón, riñones, pulmones, piel, aparato digestivo e hígado, con una marcada ictericia o color amarillo de la piel, y graves hemorragias.

Los antibióticos de elección son la doxiciclina, tetraciclinas y algunos antimicrobianos sólo indicados por el personal competente de salud, se aplican medidas generales para sostener las constantes y los fluidos vitales, para corregir las alteraciones hemodinámicas y los desequilibrios hidroelectrolíticos, y para asegurar las funciones de órganos vitales como corazón, hígado, pulmón, cerebro y riñón.

La prevención se logra mediante el control y erradicación de sus reservorios y vectores, especialmente los citados animales domésticos como las ratas y otras especies enfermas, la destrucción de las Leptospiras en los terrenos encharcados, el drenaje y limpieza de los sitios contaminados, la protección de los trabajadores y del personal de salud expuesto al contagio, y la mejoría de las condiciones socio-económicas y ambientales de la población en general y particularmente de la más expuesta. No existen vacunas efectivas de protección a los humanos, y sólo el uso de quimioprofilaxis se podría considerar de utilidad pasajera en el personal expuesto.

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