Réplica

Réplica

Como lector asiduo de su columna en la sección Areito del  periódico Hoy, leí  su artículo el  sábado 6 del corriente mes de febrero,  con el que me he identificado desde el título:  “Los  Antropólogos merecen consideración y respeto”, pues  como antropólogo profesional que soy, comparto esa afirmación.

La antropología dominicana requiere de la contribución de todos los especialistas ya que las tareas pendientes demandan convertir en activos  funcionales las capacidades y experiencias construidas en las aulas, el trabajo de campo y el ejercicio profesional en  cualesquiera de sus vertientes.

El Museo del Hombre Dominicano necesita de la integración entusiasta de sus especialistas contratados y del aporte voluntario de todas las instancias que puedan contribuir en aspectos científicos, museográficos y de gestión operativa. Estos aportes en primer lugar deben provenir de los compromisos laborales formales y estar sujetos a planes, programas y visiones institucionales y seguir  las prioridades establecidas institucionalmente.

La importancia de los aportes debe ser evaluada a partir de resultados. Ponderadas en función de los informes, reportes y bitácoras de trabajo. Una institución necesita el seguimiento y la supervisión de todos los trabajos que desarrolla para poder aprovechar al máximo las potencialidades de sus empleados. 

Que bueno que disponemos del reconocimiento de la calidad y la potencialidad de los antropólogos y de que estos merezcan consideración y respeto. Cada antropólogo, y me incluyo, deberá respetar y respetarse en el ejercicio profesional y ante los compromisos laborales.

Quien le escribe es Juan Rodríguez Acosta, actual director del Museo del Hombre Dominicano,  deseo aclararle y reiterarle que contamos con todos aquellos que estén en la disposición de contribuir a las necesidades y  prioridades institucionales y en los planes  de renovación del Museo que nos proponemos.

El señor Joaquín Nadal  a quien usted menciona en el artículo, no fue cancelado. El señor Rafael Puello, a quien le dispenso afecto personal, fue separado del puesto  cumpliendo los reglamentos de la Secretaría de Estado de Administración Pública.

Los planes en los que  nos encontramos trabajando con el equipo perteneciente al Museo, requieren una participación activa y coordinada de los especialistas, asesores y científicos  de todas las áreas que concurren en este espacio, para que las ideas y tareas  propuestas se realicen con la agilidad, certeza y exactitud requeridas  de modo que el dinero y el esfuerzo invertido en conjunto, termine  en una obra que engrandezca nuestra Nación.

Aprovecho para decirle que en  estos planes que tenemos en proceso,  contamos con estudios de la Asociación Americana de Museos (AAM), entidad que agrupa a los museos más importantes del mundo, y  por mi iniciativa, hizo a la República Dominicana un  diagnóstico en las tres áreas de mayor  relevancia  de esta  Institución como son:

• Institucionalidad.

• Manejo de Colecciones y

• Alcance al público y extensión didáctica.

En los planes de  renovación del Museo del Hombre Dominicano, también esta Dirección, ha contado con el apoyo de especialistas del  Smithsonian  Institution quienes han contribuido a desarrollar las bases del  Plan Maestro para el nuevo Museo del Hombre Dominicano.

La gestión que hemos llevado a cabo ha dado como resultado que la Fundación Interamericana Cultural del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), haya acogido nuestra propuesta y elaborado  el borrador del  Plan Maestro para lo que será el nuevo Museo del Hombre Dominicano del Siglo XXI, Plan que será presentado próximamente a través  de nuestro Ministerio de Cultura al  señor presidente de la República, doctor Leonel Fernández Reyna.

Agradeciendo su preocupación por el buen hacer de los antropólogos y sus deseos por una mejor retribución a las labores realizadas y su innegable servicio ciudadano de velar por una Administración Pública mas eficiente y transparente.

Me suscribo con el agradecimiento que merecen sus consideraciones en el artículo citado y me despido con un fragmento del discurso pronunciado por el presidente Juan Bosch Gaviño ante la Asamblea Nacional el día de su juramentación (27 de febrero  de 1963):

El mundo en que vivimos parece estar lleno de soberbia y de odios; pero cuando entramos en él con la mirada limpia del que no tiene amarguras, hallamos que millones y millones de personas trabajan en silencio por un mañana mejor. Nosotros los dominicanos debemos unirnos a esa legión de hombres y mujeres que marchan hacia el porvenir, porque si a la criatura de Dios no le fue dada la facultad de rehacer su pasado, le fue dada en cambio la de forjar su porvenir. Y el de los pueblos es obra de sus hijos más que de sus padres, de los que viven y de los que van a vivir, más que de aquellos que rindieron su tarea y se marcharon con los siglos. La obra buena de los muertos, como su obra mala, es propiedad de la historia; pero la obra buena del porvenir es el fruto de las buenas intenciones y de la capacidad para convertirlas en hechos.

Atentamente,

Lic. Juan Rodríguez Acosta

Director

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