WASHINGTON.- La Casa Blanca admitió ayer que revisará su estrategia en Irak para mejorar la seguridad y apagar los focos de resistencia, en una decisión que podría incluir la contratación de ex responsables del régimen de Sadam Husein.
El deterioro de la situación en Irak, con revueltas contra la invasión en varios puntos del país y la muerte al menos 110 soldados estadounidenses en el mes de abril, ha situado a la administración del presidente George W. Bush en una situación difícil.
«Estamos revisando cómo se aplican las políticas y cómo podemos equilibrar (…) la necesidad de contar con la experiencia de algunos iraquíes (en materia de seguridad) con la necesidad de hacer justicia», dijo el portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan.
[b]EU admite fuerza Irak[/b]
Las autoridades militares, que combaten en al menos dos frentes en Irak,
mencionan una «fuerza enemiga» organizada, dotada de una verdadera capacidad de combate, para calificar a la misma insurrección que hasta ahora consideraban como simples ilegales o terroristas.
Tras más de dos semanas de intensos combates en el bastión sunita de Faluja, a 50 km al oeste de Bagdad, y en momentos que la insurrección chiíta se vuelve cada vez más amenazante en el centro y sur, la coalición comandada por los estadounidenses empieza a tomarse en serio la necesidad de enviar refuerzos a sus tropas.
[b]Incertidumbre en Irak[/b]
Irak atraviesa «un período de incertidubre», reconoció ayer el secretario de Defensa estadounidense Donald Rumsfeld, en relación al plazo fijado para la transferencia de la soberanía a los iraquíes, el 30 de junio.
«Es un período de incertidumbre y no puede decirles como se va a organizar eso», pero muchas personas trabajan en esta transición política, principalmente el representante de la ONU, Lakhdar Brahimi y el administrador civil estadounidense Paul Bremer, afirmó Rumsfeld en su discurso ante la convención anual de la asociación estadounidense de periódicos, en Washington.
Brahimi y los responsables de la coalición «trabajan para encontrar uno o dos modelos que podrían permitir el traspaso de la soberanía de aquí al 30 de junio», explicó el jefe del Pentágono.
[b]Crece descontento[/b]
La irritación es cada vez más grande en el Congreso de Estados Unidos ante la indefinición de la administración Bush acerca de los planes de transferencia de soberanía a los iraquíes el 30 de junio.
En el tercer día de audiencias de altos funcionarios de la administración del presidente George W. Bush sobre la situación en Irak, varios influyentes congresistas -tanto de la mayoría republicana como demócratas- expresaron su descontento y preocupación ante la insuficiencia de las respuestas suministradas por la Casa Blanca, el Pentágono y el departamento de Estado.
«Noté la falta de información sobre el plan de transición (en Irak) ofrecido por el secretario adjunto de Defensa Paul Wolfowitz, el martes ante el comité de Servicios armados del Senado y esperamos obtener más detalles», insistió el jueves el senador republicanos Richard Lugar, presidente del Comité de Relaciones Exteriores.
[b]Propone cambios[/b]
Según informó el diario «The Washington Post», el administrador civil de Irak, el estadounidense Paul Bremer, propuso los cambios para atraer a la poderosa minoría suní y debilitar la rebelión en el inestable «triángulo suní» en la región central del país.
El periódico aseguró que los detalles estarán listos esta semana y que ya se ha decidido suavizar las medidas que llevaron al despido de miembros del partido Baaz, ilegalizado tras la invasión, que ocupaban altos cargos en el Gobierno, así como profesores y médicos.
McClellan subrayó que le proceso de elección de estas personas se hará con cuidado para asegurarse que ex colaboradores de Sadam acusados de crímenes de guerra o relacionados con la represión en el anterior régimen no vuelven a ocupar cargos de responsabilidad.
«Lo primero es asegurarse de que la gente hace frente a sus responsabilidades y rinde cuentas ante la Justicia», dijo el portavoz a los periodistas camino del estado de Maine, donde Bush participó en un acto con motivo del «Día de la Tierra».
Hasta ahora, Washington había reiterado que ningún ex alto funcionario tendría capacidad ejecutiva en el nuevo Irak.
El portavoz del Departamento de Estado, Richard Boucher, precisó que «las políticas de ‘desbaazificación’ están dirigidas primero y principalmente a los miembros de alto nivel que son responsables de las atrocidades cometidas (…) contra el pueblo iraquí».
Pero el proceso, añadió, «también pretende ser de reconciliación. La idea es que las acciones de castigo no se tomen en contra de gente que tiene un pasado limpio y que tiene trabajos en los que la pertenencia al partido era uno de los requerimientos del empleo».
La revisión que lleva a cabo la Casa Blanca es un reflejo más de la preocupación que hay en Washington ante una situación aparentemente fuera de control y ante la pérdida de apoyos de países como España, que han decidido retirar sus tropas de Irak.
El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, negó hoy que las cosas vayan mal y pidió que no se ofrezca una visión parcial del país.
En una reunión con editores y directores de periódicos en Washington, Rumsfeld dijo que «hay que oír no solo la verdad de que hay ataques y reveses (…), sino también por qué ocurren esos ataques y por qué los terroristas están a la ofensiva».
Pese a las explicaciones del Gobierno, cada vez son más las críticas, sobre todo demócratas, contra la gestión de la posguerra.
Desde el lado republicano, también el senador John McCain habló hoy de mala planificación y expresó su preocupación por el efecto que puede tener la retirada de tropas de países hasta ahora aliados.
McCain afirmó que las revueltas en Irak son consecuencia de que «no enviamos suficiente gente para asegurar la seguridad», lo que puede traducirse en un incremento del costo económico de la guerra.
Para McCain, lo fundamental en estos momentos «es recuperar el control de la situación rápidamente», algo para lo que «vamos a tener que gastar mucho dinero», advirtió.
«Esta es la primera vez en la Historia que hemos recortado los impuestos mientras estamos en guerra (…). Tenemos un déficit gigantesco (…), que es una hipoteca sobre el futuro de nuestros niños», señaló el senador republicano.