A nuestra amiga Mariela Vicini
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“Europa no se hará de una vez ni en una obra de conjunto: se hará gracias a realizaciones concretas, que creen en primer lugar una solidaridad de hecho.” Robert Schuman
En las dos entregas anteriores, vimos los principales hallazgos que reflejan el cambio de Paradigma de la Unión Europea. Entremos al tercer y último de la serie.
Cerrar la brecha existente entre las promesas y su cumplimiento es un reto constante. Esto se debe, en parte, a que la UE no tiene una arquitectura fácil de entender, ya que en ella se combinan tanto el nivel europeo como los Estados miembros. No se explica suficientemente bien quién hace qué cosas, y el papel positivo que desempeña la UE en la vida cotidiana no es visible si la historia no se cuenta en cada país. La ciudadanía no siempre es consciente de que la explotación agrícola o ganadera, la red de transporte o las universidades son financiadas, en parte por, la UE.
Asimismo, existe un desfase entre las expectativas y la capacidad de la UE de colmarlas. Tomemos el ejemplo del desempleo juvenil: a pesar de las numerosas cumbres de alto nivel y de las beneficiosas medidas de apoyo de la UE, los instrumentos y las competencias correspondientes siguen en manos de las autoridades nacionales, regionales y locales,que haciendo producto de la globalización y la revolución tecnológica, Europa no haya tomado las acciones necesarias para capacitar y actualizar el pensum educativo para preparar la mano de obra desplazada. En la edición del 2017 del Índice de Economía y Sociedad Digital de la Comisión Europea (DESI), los indicadores estiman que mientras un 79% de la media europea utiliza el internet, solo 56% tienen habilidades digitales de un nivel al menos básico. En concreto, el capital humano es el único indicador del DESI que ha involucionado.
Para hacer frente a este cambio de páradigmas, se debe adoptar una actitud contra el proteccionismo creando un modelo económico que incluya aquellos que se sientan excluidos fruto de la globalización y la revolución tecnológica. Para combatir el populismo se tiene que crear una sociedad más equitativa y justa, consolidando el mercado laboral, reduciendo la desigualdad y dándole sentido de identidad a los jóvenes y a la clase trabajadora. En el tercer trimestre del 2017, la economía europea experimentó una mejoría, superando las expectativas proyectadas al principio del mismo 2017. Creció al nivel de 2.5% anual, mostrando el mayor crecimiento desde el inicio de la crisis en el 2008.
La integración es el factor principal que decidirá sobre el futuro de Europa. A pesar de la crisis, hay razones para el optimismo: la larga trayectoria de integración señala que las crisis siempre acaban por dar nuevos impulsos para profundizar el proyecto europeo. En la actualidad, ante el escenario de la fragmentación europea, existe un amplio consenso de que solo unida la UE puede mantener una importante cuota de poder económico y político.
Estamos frente a un escenario con perspectivas económicas favorables en el corto y mediano plazos, ahora: ¿qué podría suceder con el acontecimiento de una nueva crisis en una Europa fragmentada? ¿cúal sería la capacidad de respuesta en un escenario sin coalición? ¿cuál es el estado actual de la desigualdad europea? y ¿cómo afecta la economía y las posibles soluciones? Estas son algunas interrogantes que tenemos y trataremos de abordar en futuros trabajos debido a la complejidad y dimensión de las mismas.
Es nuestra convicción de que, pese a que nos encontramos ante un gran desafío en Europa, se puede vencer. Con el Plan Marshall, un reto 10 veces mayor al actual, luego de la Segunda Guerra Mundial que devastó al continente, Europa emergió, aunque le tomó varios años, lo hizo con más fuerzas que antes. Es por esta razón que entendemos que se pueden lograr los esfuerzos para retomar el proyecto de la Unión Europea, como uno de los proyectos de consolidación político-económica de gran importancia y necesidad mundial.