¿“Exceso de capacidad” o ventajas comparativas y absolutas?

¿“Exceso de capacidad” o ventajas comparativas y absolutas?

Eduardo Klinger Pevida

Desde finales del siglo XVIII los fundadores de la llamada Economía Clásica Inglesa, Adam Smith y David Ricardo, “padres” de la teoría capitalista, dejaron sentados los principios de eficiencia en el comercio internacional. La ventaja comparativa es la que permite a un país producir a menor costo que otras economías, exportándolos en mejores condiciones competitivas. Consecuentemente, adquiere en otros mercados aquellos bienes en los que ellos son más competitivos. Por otra parte, la ventaja absoluta es la que caracteriza la capacidad de una economía de producir más que otros a menores costos. Son los principios básicos de la economía y comercio capitalista que los lideres de las grandes economías capitalistas defendían, e imponían a capa y espada. En los siglos XVIII y XIX Gran Bretaña fue el centro industrial del mundo dominando el comercio. El siglo XX la potencia dominante fue EEUU. Eso es ya historia pasada. El siglo XXI es de China y eso, absurdamente, les resulta insoportable. Es una ley inquebrantable del progreso humano y del comercio competitivo internacional ya sea sustentado en las ventajas comparativas de Adam Smith o las absolutas de David Ricardo. Para EEUU su “excepcionalidad” le lleva a considerar humillante ser superado por China en el campo de nuevas industrias “verdes”. La avidez de vida o muerte de estos bienes garantiza mercado para todos, pero hay que invertir para ser competitivo. China ha invertido fuertemente y ahí están los resultados; en Washington optan por inversión en otras áreas, especialmente su industria militar, y también ahí tiene las consecuencias.

Importar productos más eficientes económicamente beneficia a consumidores e inversores. En equipamientos verdes se sufre más una escasez de oferta que un “exceso” de la misma. La Agencia Internacional de Energías advierte que lo verdaderamente excesivo es el uso de combustibles fósiles y su efecto contaminante.

Sin embargo, por razones comerciales y geopolíticas tanto EEUU como Europa sacrifican el mercado interno cerrando el acceso a bienes de alta calidad chinos. También otros países quisieran que se bloquease el acceso de bienes chinos más baratos sin pensar en identificar otros proveedores.

Productos más baratos resultan gran jarabe antinflacionario y estimulan el consumo.

Con el programa de la Franja y la Ruta China invierte en otros países garantizando la cadena de suministro global e impulsando crecimiento económico.

Con seguridad China responderá y quienes la hostilizase habrán disparado en el pie.

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