Tiene razón el Director del Comando Regional Cibao Central, el general de brigada Claudio Edgar González Moquete; hace falta una varita mágica para resolver de un día para otro el grave problema de seguridad pública que mantiene en permanente zozobra a Santiago, donde al menos once personas han muerto de manera violenta en hechos relacionados directamente con la delincuencia y el microtráfico en menos de quince días.
La llegada a esa ciudad del oficial, que de inmediato se metió junto a sus tropas en los barrios para llevar personalmente su mensaje a los delincuentes, mantuvo las cosas tranquilas por unos cuantos días, hasta que el pasado martes se rompió la frágil tregua cuando tres desconocidos a bordo de un vehículo mataron a tiros a un hombre de 40 años, hiriendo también a un ciudadano peruano, en el sector Zamarrilla.
Aunque dijo no tener una varita mágica, como respondió a los periodistas que lo cuestionaron sobre la imparable ola de hechos delictivos, el oficial se mostró confiado en que los operativos que realiza la Policía bajo su dirección “darán los frutos a su debido tiempo”.
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Pero no dijo en cuánto tiempo se verán esos frutos. Y si no lo dijo es porque simple y sencillamente no lo sabe; o para decirlo con mayor claridad, para que se entienda mejor: no está en capacidad de saberlo, y mucho menos de garantizarlo, pues eso no depende de su voluntad ni de los operativos y patrullajes, que a partir de ahora contarán con el apoyo de los guardias y sus intimidantes armas largas, con los que se busca mantener a raya a los delincuentes.
Que ya son demasiados, hay que volver a recordarlo, como para que pueda pensarse que los intercambios de disparos, que han regresado por sus fueros, van a resolver un problema que no parará de crecer sino empezamos a cerrar las fábricas de delincuentes que produce la creciente desigualdad social en la República Dominicana, una bomba de tiempo que un día no muy lejano nos explotará en la cara.