LISBOA. El holding Espirito Santo Financial Group (ESFG), primer accionista del Banco Espirito Santo (BES), ha reducido su participación en la entidad portuguesa de un 24,99% a 20,1%, para cumplir con unos vencimientos de deuda, anunció este lunes.
Las turbulencias de este imperio familial portugués, en el que varios holdings están amenazados de quiebra, provocaron nerviosismo el jueves en los mercados financieros, contribuyendo a las caídas que sufrieron al cierre las principales bolsas europeas.
Recientemente, el Banco Espirito Santo procedió a un aumento de capital de 1.040 millones de euros, a fin de mejorar su ratio de fondos propios. En ese marco, el ESFG, controlado por la familia Espirito Santo, fundadora de este emporio, contrajo un crédito con un banco, cuyo montante no precisa en su comunicado.
Según la prensa portuguesa, ESFG pidió prestados 100 millones de euros al grupo japonés de servicios financieros Nomura, y dio acciones del BES a modo de garantía. Pero ante la caída vertiginosa del valor de estas acciones, Nomura ha reclamado el reembolso de su crédito lo antes posible.
La madrugada de este lunes, el consejo de administración del BES aprobó el nombramiento del nuevo equipo directivo. La cuestión se había mantenido en suspense desde que el 20 de junio el presidente Ricardo Salgado anunció su partida, que debía ser efectiva el 31 de julio.
De esta forma, Salgado, presidente desde hace 23 años, pasa el relevo al economista Vítor Bento, que trabajó antes en el Banco de Portugal. Desde hace tres semanas, el BES, el mayor banco privado portugués, ha venido acusando su exposición a los problemas financieros del conglomerado del que forma parte, y el suspense sobre el nombre del nuevo presidente.
Concretamente, las dificultades del banco luso obedecen a una concatenación de participaciones en el seno del conglomerado. Su mayor accionista, el ESFG, está muy expuesto al holding Espirito Santo International (ESI).
Este holding, dueño del 49% del ESFG, ocultó en sus cuentas una pérdida de hasta 1.300 millones de euros, y recientemente no pudo pagar vencimientos de obligaciones en manos de clientes en Suiza.
El BES reveló la semana pasada que su exposición al resto del conglomerado era de 1.180 millones de euros a fines de junio, pero no dio una cifra de las posibles pérdidas, a la espera de un plan de reestructuración.