Yo no sé qué pasaba por la mente de mi niño, esa no era su crianza”; así decía entre llantos conmovedores la señora Carmen Matos, madre de John Percival Matos, muerto por la Policía Nacional y quien era perseguido por su vinculación a tres asaltos a mano armada a bancos en centros comerciales. El joven fue enterrado ayer tarde bajo consignas revolucionarias.
La mujer pregonaba el amor excepcional que sentía por ese hijo, de quien decía era la luz de sus ojos, mientras se aferraba a quienes acudían a darle el pésame.
“Yo no sé lo que le pasó”, repetía en alusión a las últimas andanzas en las que estuvo envuelto Percival Matos, quien luego de ser un militar pasó por el descrédito, primero al verse involucrado en el robo de un avión, aunque fue descargado, y más recientemente en asaltos millonarios que cobraron la vida de una persona, mientras otra lucha con la muerte.
La madre no paraba de llorar, mientras el padre, Rafael Percival Peña, contemplaba con calma el cuerpo de su hijo, al tiempo que recibía el apoyo afectuoso de quienes lamentaban la pérdida del muchacho.
Hicieron presencia en el velatorio exmilitares y políticos.
Intrusos en velatorio. Pero al parecer, no solo cercanos se congregaron en la funeraria, también, según asegura el padre del fenecido y el representante de la Comisión de los Derechos Humanos, Manuel María Mercedes, agentes infiltrados acudieron allí para dar cuenta de quién iba al velatorio.
Allí ambos sostuvieron su tesis de que el joven fue fusilado y no muerto en un enfrentamiento como dice la Policía Nacional.
Ayer, antes de ir al velatorio de su hijo, Percival estuvo en Bonao, en el motel donde fue muerto a tiros, en el que dice comprobó que su hijo murió fusilado dentro de la cabaña y no en el vehículo intentando huir como aparece.
Pide al director nacional de investigaciones, Sigfrido Pared Pérez, que lo reciba hoy “porque yo estuve en la habitación donde fue fusilado Percival Matos, nosotros tenemos todas las informaciones de lo que pasó y lo que no pasó y el chantaje que hicieron al dueño de la cabaña”.
Dijo que tiene un compromiso como padre, independientemente de lo que fue su hijo, y es que se investigue cómo murió.
“Yo le advertí que se entregara, le advertí por dónde venía la cosa desde que vi el ultimátum que dio el Presidente”, recordó el militar retirado.
También volvió a solicitar al presidente Danilo Medina que así como pidió que ejecutaran a su hijo, que entregue a los funcionarios que fueron sobornados con 92 millones por la empresa constructora brasileña Odebrecht.
Persiste en que hay una persecución en su contra, por lo que hoy, dijo, buscará protección ante el Ministerio de Defensa. Asegura que desde el miércoles ha notado que lo persiguen dos vehículos.
Presidente y ejecución. Para Mercedes, la muerte de Percival Matos recae sobre el presidente Danilo Medina, que según informaciones no confirmadas pidió a organismos del orden y seguridad, traerlo vivo o muerto.
Dice que con esa actitud del Presidente se sienta un mal precedente y se legalizan las ejecuciones extraoficiales que hace años se vienen dando.
Un revolucionario. Durante el entierro, en el cementerio de la capitalina avenida Máximo Gómez, algunos de los presentes gritaban consignas con las que advertían que la lucha continuaría y que Percival Matos fue un revolucionario que enfrentó al sistema a su manera.
José Fernández, vocero del Movimiento Revolucionario Francisco Alberto Caamaño Deñó, dijo que una muestra de eso fue que nunca se encapuchó, sino que siempre dio la cara.
“Todavía quedan hombres y mujeres a los que les duele esta patria y quienes están dispuestos a todo para defenderla”, expresó.
De su lado, Félix Nova deploró la forma en la que fue muerto y dijo que no puede llamarse justicia a un acto vandálico como el cometido contra Percival.
“Si es un crimen que una madre le queme la mano un niño porque tome algo que no es de él, también lo es quitarle la vida a un joven, no importa por las razones que sean”, dijo.
Manifestó que lo que hizo la Policía no puede ser llamado justicia, ya que decidir eso es una prerrogativa que tienen los tribunales de la República. Dijo que todo el que castiga con la muerte es un criminal ante Dios y ante los hombres, lo que fue respaldado.